Autoconocimiento: Sanación

Hugo Betancur
Quien no sabe de sí mismo, de los procesos de su personalidad, no sabe de otros. Abrimos esa puerta de autoconocimiento observándonos continuamente en las vivencias y experiencias que asumimos; la cerramos con recursos tan fatales como la evasión, la justificación, las culpas, el temor a ver y a liberar, las rutunas de lánguidez y conformismo.
El cuerpo es solo el emisario en el escenario y las líneas provienen de la mente y de lo que el actor desde su ser representa en el plano de la vida. Siendo consciente de sus talento y de sí mismo, cada actor puede modificar los papeles -cambiar sus elecciones- y alcanzar satisfacción mejor que frustración -nadie puede hacerlo por él porque su libre albedrío no puede ser desplazado hacia otros.
Desde lo conocido que repetimos sumergidos en los conflictos no logramos esos cambios sino incorporando otras lecciones porque la vida requiere que las estaciones se sucedan y que el movimiento sea continuo, por lo que el estancamiento nos vuelve sombríos.
Solo sirviendo a otros nos servimos a nosotros. Primero es necesario dar -sembrar- para que luego recibamos -cosechar. No se logra a traves de sustancias externas sino de relación humana entre dos que se encuentran para realizar una tarea común.

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