Cuento Zen

Una ostra yaciendo abierta en el fondo del océano sintió que una perla suelta pasaba sobre ella.
La ostra cerró su concha y la perla cayó en la grieta de una roca.
Después de un tremendo esfuerzo, la ostra logró rescatar la perla y la colocó a su lado en una hoja. Pensó: “este soborno puede evitar que los cazadores de perlas me lleven”ya que algo sabía sobre los hombres que buscaban perlas.
Cuando más tarde un cazador de perlas se acercó sus ojos estaban alertas para distinguir ostras no perlas sueltas. Así que tomó la ostra que no contenía perla alguna…y la verdadera perla se quedó allí, en el fondo del océano.

La perla pensó que la gente sólo ve aquello que le han enseñado a ver que la mirada está condicionada por el peso de la educación y la cultura, entre otras cosas.
Incluso dedujo que el ser humano carece de capacidad de elección, ya que siempre elige lo que le han enseñado (o condicionado) a elegir.

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