Críticas
Si
alguien tiene cien virtudes y un defecto, muchas personas resaltarían el
defecto, ignorando todo lo que es positivo.
Generalmente,
quien hace eso está permanentemente justificando la existencia de sus propias
debilidades, que lo incomodan.
Al
criticar a los demás, aunque sea en broma, estamos siendo portadores de la
tristeza, que el otro acepta rápidamente.
Es como
hacer que alguien tropiece, lastimándolo.
Mientras
el dolor continúe, él no olvidará su causa.
Al
hacer una comparación de cualidades podemos provocar los celos, que traen
angustia al yo y perturbación a los otros.
La ira
que nace de la propia derrota quema al ser por dentro y no permite la sensatez
necesaria para juzgar adecuadamente lo que está sucediendo.
Si por
ira yo fuerzo una situación -en la forma de terquedad, impaciencia, petulancia
u obstinación- mirando hacia atrás para ver quién me está acompañando, no
encuentro a nadie.
El
aprecio verdadero elimina la crítica, el contentamiento derrota a los celos y
la paz del auto respeto le quita fuerza a la ira.
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