Estoy vivo.... estoy vivo... estoy vivo
La
mejor noticia que podemos recibir cada mañana es la de que aún continuamos con
vida; sin embargo, lo más probable es que esta mañana usted haya abierto los
ojos, se haya levantado apresuradamente y, aunque suene ilógico, se haya
percatado de todo, menos de que aún esta vivo.
¿Cuál
es la diferencia entre vivir inconsciente de que se disfruta de estar vivo, y
vivir consciente de estar gozando del privilegio de estar vivo?
La
diferencia estriba, indiscutiblemente, en que sin estar consciente de estar
vivo, no se valora la vida; en cambio, estando consciente, se agradece, primero
que nada, al Supremo la gracia de estar vivo, y se valoran, por lo tanto, cada
uno de los instantes en que uno permanece con vida.
Asegurar,
de acuerdo al adagio popular, que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo
pierde", resulta demasiado fatalista:
Hay
personas que en este mundo sí saben lo que tienen, la vida, y disfrutan de ella
compartiéndola con la de los demás.
Sea
usted una de estas personas. No caiga en el error de "no saber lo que
tiene hasta que lo haya perdido"; resístase a formar parte de ese
"nadie" que nunca supo que tenía vida y por lo tanto, nunca supo
valorarla.
Piense
cuál seria la reacción de una persona que hubiera muerto y que de repente,
milagrosamente, se le otorga vida de nuevo. Usted no tuvo que morir ayer para
estar vivo hoy; sin embargo, ese regalo le fue otorgado nuevamente y no deja de
ser el más maravilloso que hay.
Texto
sacado del libro "Oro Puro" de Kurt Douglas
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