Vivir el momento
Cada vivencia supone una invitación para sentir y saborear el momento. Para
comprender que la existencia es hermosa, sagrada, que la existencia es
una bendición, un gozo, tendrás que vivir un tiempo diferente de vida;
una vida sin aplazamientos. Este es el significado de vivir el momento.
Observa con todos tus sentidos. No pienses en nada, respira hondo y observa a tu alrededor. Si
algo te llama la atención, acércate, ¿huélelo? Imprégnate de su olor.
Guíate por la vista, el tacto, el olfato, el oído, el gusto y siente el
entorno.
Además de los sentidos externos, también sentimos por dentro. Observa qué ocurre cuando sonríes,
tus sensaciones internas cambian. Cierra la boca y emite una nota. La
vibración de las ondas sonoras se propaga por tus órganos y huesos.
Siéntela.
Escucha.
Nuestra mente tiende a saltar de pensamiento en pensamiento cuando
escuchamos a alguien. Nuestra mente posee la habilidad de vivir
intensamente el presente, de absorber todas las respuestas de la vida.
Mi reflexión es que, el hecho de estar conscientemente en un lugar, plenamente atento a lo que se nos está diciendo es un estado de meditación, un ejercicio
de la mente orientado hacia la comunión con el otro. Escucha la palabra
del otro: no solo su contenido, sino también el tono y los gestos de
quien te habla.
Recuerda siempre “El Verdadero Tesoro” ¡Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero EL PRESENTE es TUYO!
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