Sé tu mismo

No esperes la aprobación de los demás por cada movimiento que realices en tu vida. Fieles a nosotros mismos, debemos hacer lo que es justo en cada momento. Sucede que la condena del afuera pesa demasiado y nos divide interiormente. Ya no sabemos si obrar por convicción o para satisfacer “el que dirán”. Cuando las verdades internas son débiles, no queda otra cosa que la sumisión a las verdades ajenas, y éstas, aunque disfrazadas de “verdad”, nada tiene que ver con nosotros, ni nuestra realidad.
Debemos vivir la vida haciendo nuestra voluntad, no cumpliendo la voluntad del otro, porque eso habla de carencias, de necesidades, de cumplir con los demás para que me quieran y me aprecien. Así no estoy viviendo mi vida en plenitud, soy esclavo de mi imagen y del afuera.
Hacer mi voluntad o lo que yo quiera, no significa andar por la vida dañando a mi semejante o sacar provecho del otro. Todo lo contrario, se necesita estar muy seguro de lo que yo quiero de la vida, para que me acompañe la fuerza, la claridad y el corazón en cada movimiento que realice. El movimiento es de adentro hacia afuera y no al revés. La acción es la consecuencia de un proceso interior, no de lo que me dictan los demás. No todos aceptarán mi visión de la vida.
Quien no esté de acuerdo con mi modo de vivir y pensar mi vida, pues, con sólo apartar

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