Somos cuerpo de luz
El
Cuerpo de Luz es la energía básica y fundamental que nos creó y que nos
da la vida. Representa amor, conexión, optimismo, confianza, entusiasmo
y una infinita sensación de libertad. Es una fuerza que fluye con la
vida, no en su contra. Y la buena noticia es que es ¡Abundante!
El
Cuerpo de luz es lo que regula: El ciclo de las estaciones, el
movimiento de nuestro planeta, el irrefutable orden del Universo, el
latido de nuestro corazón y nuestra respiración, los procesos que curan y
mantienen nuestro cuerpo vivo y funcionando. Cuando esta energía que
llamamos “cuerpo de luz” fluye
libremente, sin obstrucciones por todo nuestro sistema mente-cuerpo,
tenemos acceso a la salud y el bienestar. A lo mejor, tú ya la has
experimentado.
Sentimos
el Cuerpo de Luz cuando simplemente disfrutamos algo, cuando estamos en
paz y en calma sin ningún motivo especial, cuando sentimos amor porque
sí. El Cuerpo de Luz ama, comparte, juega, baila, crea, aprecia, se
conecta y disfruta de la música, los niños, la tranquilidad, la
naturaleza y los animales. Cuando miramos a los ojos inocentes de los
bebés, podemos conectarnos con lo que realmente somos en la profundidad
de nuestro ser, muy debajo de las capas de energía contraída generadas
por las experiencias de dolor del pasado.
Si
pasas un rato mirando a los bebés, o en contacto con la naturaleza o
los animales, y estás consciente de lo que está pasando en tu cuerpo,
tendrás una idea mas clara de lo que es tú Cuerpo de Luz. Notarás que
cuando no está la personalidad (o la imagen de sí), no hay resistencia
al momento presente, y las cosas fluyen. Entonces, el Cuerpo de Luz se
manifiesta, y esa manifestación siempre se vive como una bendición.
La
expresión “Cuerpo de Luz” describe lo que existe debajo del cuerpo del
dolor, o para decirlo mas precisamente, se encuentra cronológicamente
antes que él. A menor cuerpo del dolor en un momento dado, mayor Cuerpo
de Luz experimentamos. No solo los bebes lo experimentan. Nosotros los
adultos, tenemos muchas oportunidades de sentir el Cuerpo de Luz como
verán debajo.
Aquí hay tres ejemplos:
•
Un músico puede experimentarlo mientras compone una melodía o toca una
pieza. En ese caso, la melodía fluye a través de él, como si no hubiera
nadie más y la música simplemente estuviera “sonando”.
•
Algunos deportistas experimentan este flujo cuando sienten que el juego
fluye a través de ellos, sin ningún esfuerzo ni preocupación.
•
Una pareja puede experimentar el Cuerpo de Luz cuando, por un instante,
olvidan todo concepto o sentimiento de separación y ninguno de los dos
sabe donde termina su cuerpo y comienza el del otro.
Pero
el Cuerpo de Luz no es una pieza musical, un juego deportivo, o un
amante. Su frecuencia vibratoria nota que, a diferencia del cuerpo del
dolor, pueda ser provocado por otro estímulo exterior. El Cuerpo de Luz
es la matriz básica de nuestro diseño humano, y como tal, no puede
perderse o ser destruido.
Como
un viejo amigo dijo hace 2000 años: “Les aseguro que si ustedes no
cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos” (Mateo 18:3).
Reflexión; no
es de sorprenderse que sabios y maestros antiguos siempre hayan
elogiado la inocencia de los niños y la hayan tomado como referencia
para trabajo interior y para el desarrollo de consciencia. Aún siendo
indefensos, calvos y estando desnudos, los bebés son seres felices y
libres, muy cercanos a la manifestación pura del Cuerpo de Luz.
El
sistema cuerpo-mente de un recién nacido es altamente sensitivo y
receptivo. Su vida está dedicada principalmente a absorber experiencias
nuevas, y como una esponja, abierto a lo que la vida le ofrezca a cada
momento.
En
un momento es completamente feliz y cinco segundos más tarde está
llorando inconsolablemente. Sin embargo, cualquier cosa que surja,
“buenos” o “malos” sentimientos, son sentidos y reconocidos como
sagrados, porque no hay juicio. Ellos son maestros en lo que se refiere a
sentir y permitir sus sentimientos.
Te
dejo unos Ejercicios: Conectémonos con el Cuerpo de Luz. Escoge un
momento en el que puedas estar relajado y puedas estar en
silencio. Cierra tus ojos e imagina un lugar en la naturaleza en el que
te sientas como en casa. Puede ser un lugar que tú recuerdes o un lugar
imaginario. Visualízate estando solo(a) en ese lugar, sin tener que
hacer nada, y sin que haya nadie con quien hablar. Respira lentamente.
Haz
una lista de los sonidos que hay en el lugar; de los olores y de la
atmósfera que te rodea. Trae atención a tu cuerpo. ¿Cómo se siente tu
cuerpo en ese lugar? ¿Cómo está tu mente? Respira lentamente y disfruta
del lugar. Quédate allí por un momento. Tomate tu tiempo. No hay
apuro… Ahora, observa si has experimentado el Cuerpo de Luz.
¿Cómo
lo sabes? Busca cualquier sensación de paz, amor, gozo, libertad,
liviandad o amplitud. Si la hallas, es probable que hayas comenzado a
recordar tu verdadero ser.
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