Una diosa

Entre tantos Dioses que habitan nuestra cultura occidental, varoncitos ellos, con su secuela de discriminación hacia las mujeres, en la estructura y creencias de gran parte de las religiones más extendidas, hablamos hoy de una Diosa. Mujer y, para "peor", africana, llegada a América con las creencias de los primeros esclavos traidos al continente.

Yemanyá, Diosa mayor de los Orishas, madre de Dioses, Reina del Mar, Diosa de la fecundidad, hija de Olokúm (Dios del Mar). Según cuenta la leyenda se casó dos veces, primero con Orumlia (Señor de las adivinanzas), y después con Olofìn Odudua, rey de Ifè, con quién tuvo diez hijos, aunque en total se le atribuyen quince (todos dioses). Cuentan que un día, después de discutir con su marido, que había vuelto borracho, y después que este se burlara de los grandes pechos de Yemanyá, ella lo abandonó dirigiendose hacia las tierras del oeste. Odudua envió entonces a su ejercito a capturarla. Al verse rodeada, Yemanyá rompió contra el piso una garrafa con una sustancia que su padre le había dado para defenderse. Se formó entonces un gran río que llevo a la Diosa hacia el Mar, residencia de su padre.

Desde entonces se ha reconocido a Yemanyá como Diosa del Mar, mientras que su padre es Dios de rios y lagos de agua dulce. Ser Diosa del Mar, fuente de vida, sumado a los grandes senos con que se la representa la relacionan en la tradición Orisha con la gestación y procreación. Se la simboliza como una mujer alta, risueña, sabia y con porte de reina. Sus colores son el azul y el blanco, los colores del mar y la espuma. Sus símbolos el abebé, un abanico redondo de metal plateado con la figura de una sirena o un pez, y el axé, una piedra blanca venida de las profundidades, que se guarda en una porcelana azul, rodeada de otros elementos de mar. Su danza reproduce el movimiento ondulado del mar.

En tiempos de la esclavitud y la conquista de América, y cuando los dioses africanos estaban prohibidos en un Continente donde el cristianismo no pocas veces se imponía a fuego y sangre, Yemanya fué sincretizada (mimetizada) con Nuestra Señora de las Candelas, como una manera de poder ser adorada en secreto por los esclavos. Actualmente se le siguen rindiendo honores en América del Sur, en Brasil y Uruguay principalmente, todos los 02 de febrero.

En ese día, pequeñas barcas cargadas con perfumes, collares, piedras blancas, pocelanas azules, golosinas, tortas, entre otros tributos a la diosa entran en el mar, mientras un jardin de flores blancas nace en las aguas. En la orilla, entre velas encendidas, los fieles, vestidos con túnicas blancas, piden deseos a Yemanyá. Terminada la ceremonia se alejan sin dejar de mirar al horizonte, para no dar la espalda a la Diosa.

Una ceremonia que tiene que ver con la vida, entre tantos dioses que no pocas veces sirven de excusa para la muerte.
Jorge Medina

1 comentarios:

Marialau dijo...

Qué buen artículo! tengo una imagen de yemanya en casa, he leido bastante sobre ella pero aquí está todo claramente explicado. Felicitaciones!

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