Los mitos de gripes y resfriados
El caldo de pollo tal vez sea uno de
los pocos remedios populares que la ciencia ha confirmado como paliativo de un
resfriado o una gripe. En cambio otros, como mantener ventanas cerradas o no
moverse de casa, se derrumban como un castillo de naipes.
Sorprendentemente prevalecen y proliferan los mitos entorno a los resfriados y
la gripe. Tal vez por eso cada semana millones de usuarios de todo el mundo
buscan información sanitaria por Internet. Y en las estaciones más frías del
año destacan sobre todo las relacionadas con la gripe y los resfriados, asegura
David Agus, profesor de Medicina en la Universidad Southern California.
Obviamente, no todas las personas que buscan gripe están enfermas. Pero
hay la necesidad de informarse en la misma medida que prevalece la
desinformación. “Persisten las dudas sobre las medidas que hay que tomar en
caso de resfriados y gripe”, señala Pedro Javier Cañones, secretario general de
la Sociedad Española de Medicina General.
Para David Agus el problema es que circula mucha desinformación sobre cómo
cuidarse tal como recoge en su libro El fin de la enfermedad (Ariel).
Por si fuera poco, hay quien confunde gripes y resfriados, aunque se trata de
enfermedades diferentes, como recuerda Leonor Ancochea, médico de familia de la
EAP Dreta de l’Eixample (Barcelona). Para empezar, la gripe sólo es causada por
el virus influenza, aunque hay tres tipos de este virus denominados A, B y C.
Los dos primeros tipos causan epidemias de temporada durante los meses de
invierno, mientras que el tipo C causa enfermedades respiratorias leves y no se
cree que pueda causar epidemias.
En cuanto a los resfriados aumenta espectacularmente la variedad de virus
involucrados. Pueden ser causados por cinco familias de virus que aglutinan
unos doscientos virus diferentes. Sólo la familia rinovirus está formada por
cien tipos de virus. Generalmente se padecen de setiembre a mayo, en el
hemisferio septentrional, con especial incidencia en la estación invernal,
aunque también pueden darse casos en el resto en el resto de meses. “Los
síntomas del resfriado los conoce todo el mundo, mientras que la gripe tiene
unos síntomas más acusados con fiebre alta y dolores musculares, el llamado
“trancazo”, aclara Leonor Ancochea. Además, la gripe puede presentar también
más complicaciones especialmente en personas mayores con problemas crónicos de
salud. Hechas estas primeras precisiones, los expertos destacan algunos de los
mitos arraigados para determinar hasta qué punto son verdaderos o no.
Pelo mojado, resfriado seguro
No. No es así. “El frío no causa el resfriado, es un
virus el agente causante”, recalca Leonor Ancochea. Sin virus no hay resfriado
ni gripe. También quiere insistir en que, en cambio sí son factores importantes
el estar en ambientes mal ventilados y secos en exceso con muchas personas en
el mismo espacio. “De todas maneras no es razonable exponerse al frío sin
abrigo o mojado, ya que puede favorecer que se reactive un virus que podemos
tener de modo latente”. Las investigaciones demuestran que la exposición al frío
puede producir neumonía, pero no resfriados o gripes. En cualquier caso, es
recomendable evitar los cambios bruscos de temperatura. En este sentido,
algunos estudios sugieren que el frío puede estresar el sistema inmunológico.
El organismo sufre más. En esta misma tesitura, se sitúa la afirmación de “pies
siempre calientes, y si es necesario, dos calcetines en cada uno de ellos”. Una
exageración. “Es importante vestirse adecuadamente según las condiciones
climatológicas, pero sin exageraciones”, insiste Leonor Ancochea.
Mantas para sudar
Tampoco. “Actualmente los médicos
recomendamos a nuestros pacientes que no se tapen en exceso y que tomen baños
de agua tibia para ayudar a refrescar el organismo”, indica Pedro Javier
Cañones. La sudoración es el mecanismo fisiológico del organismo para combatir
el aumento de la temperatura corporal. “Cuando nos tapamos demasiado, la
sudoración se enfría sobre la piel y puede provocar desde escalofríos hasta un
aumento de la temperatura como efecto rebote”.
Ventanas cerradas
No. Hay que abrirlas, al menos algunos minutos. Con diez es
suficiente. La ventilación adecuada de los espacios cerrados es fundamental.
Los entornos muy cálidos son caldo de cultivo para los virus. Y además del
termómetro habría que controlar también la humedad. “A mayor sequedad
ambiental, más vulnerables son tus vías respiratorias a los virus. Procura
colocar un recipiente con agua al lado de los radiadores, podrás ver con tus
propios ojos cómo se evapora”, comenta Pedro Javier Cañones.
Sin comer, a dieta
No. “Hay que comer lo que apetezca. Y, sobre todo, es
aconsejable tomar líquidos para evitar la sequedad de las mucosas de nariz y
garganta. Ablandar la mucosidad, favorece la expulsión”, explica Leonor
Ancochea. Si, además, se tiende a sudar por la fiebre, es necesario aumentar la
ingesta de líquidos, tanto agua como zumos e infusiones. Si son calientes,
incluso pueden evitar la tos. Hay que estar bien hidratados.
Antes de dormir un tazón de leche
caliente con brandy
Cuidado.
Las bebidas calientes no previenen los resfriados y menos el alcohol. “Tomar un
trago de una bebida alcohólica ayuda a calentar el organismo y proporciona
sensación de bienestar, pero es un efecto transitorio”, comenta Pedro Javier
Cañones. “La verdad es que el alcohol no surte efecto alguno sobre los
síntomas”, añade. Eso no quita que una bebida caliente pueda aliviar las
molestias de garganta. En cuanto a la leche de vaca, puede estimular la
mucosidad por lo que algunos expertos recomiendan sustituirla por alguna de
origen vegetal.
Hay vacunas para evitar resfriados
No. No hay vacunas para evitar resfriados pues los pueden
causar cualquiera de los doscientos virus que lo provocan. Para las gripes, sí;
dado que sólo hay tres tipos de virus que la causan, pero no está exento de
polémicas. Las proteínas que recubren el virus de la gripe, cambian de forma
habitual. Como resultado, el sistema inmunitario no lo reconoce y no siempre es
fácil protegerse frente a las nuevas formas del virus. David Angus explica que
gran parte de la incomodidad que se siente “cuando agarramos una gripe o un
resfriado, procede de nuestro sistema inmunitario, que se halla en una fase
hiperactiva. Cuando se enfrenta a un invasor desconocido, tiende a reaccionar
de manera desmedida. Es raro contraer dos veces el mismo resfriado o la misma
cepa del virus de la gripe. Pero las vacunas preparan las defensas del cuerpo
para batallar contra un determinado invasor”. Por su parte, Leonor Ancochea
asegura que la vacuna es la medida preventiva más eficaz contra la gripe y “es
importante vacunarse si se es mayor de 60 años, o si se padece una enfermedad
crónica, aunque es una queja frecuente y de hecho algunas personas rechazan la
vacuna porque asocian el vacunarse con un aumento de resfriados”.
Tomar antibióticos
No. Los antibióticos no evitan resfriados ni gripes. Su uso
indiscriminado ha encendido, en distintas ocasiones, las señales de alarma de
las autoridades sanitarias, incluida la OMS. Desde hace unos años
Farmaindustria promociona, junto con el Ministerio de Sanidad y Consumo, el
Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España y el Consejo
General de Colegios Oficiales de Médicos la campaña “Con los antibióticos no se
juega” ante el consumo indiscriminado de antibióticos, una tendencia que aún
persiste. “Los usuarios siguen pensando que sirven para el resfriado o la
gripe, patologías sobre las que no actúan los antibióticos”. El origen de
resfriados y gripe es vírico, no bacteriano. Y los antibióticos sólo pueden ser
eficaces para las infecciones bacterianas. Por tanto, no están indicados. Ni
previenen ni curan gripes ni resfriados.
Vitamina C, propolis, equinacea…
Depende. Tal vez sea uno de los puntos más
debatidos. No hay clara evidencia de la eficacia de estos productos, señala
Ancochea. No se ha demostrado que grandes dosis de vitamina C prevengan los
resfriados, pero eso no significa dejar de tomar frutas que contengan dicha
vitamina. Eduardo López Granados, coordinador en el Servicio de Inmunología del
hospital universitario La Paz, en Madrid, explica que tomar cantidades
adicionales de vitamina C no ayuda a potenciar más el sistema inmunitario y a
reducir el riesgo de contagio, según se desprende de un informe realizado hace
tres años por el Centro Cochrane, que coordina la colaboración en red de
instituciones médicas de varios países de Latinoamérica, y que ha analizado los
datos de 66 estudios y más de 24.000 personas. Pero en este mismo informe
también se señala que ante un resfriado o una gripe, “la actividad de los
linfocitos T (células del sistema inmunitario) aumenta y requiere una cantidad
más alta de vitamina C. La ingesta diaria de 200 miligramos de vitamina C acorta
la duración de un resfriado una media de un 14% en niños y un 8% en adultos”.
De alguna manera este debate también se repite con la equinacea, el propolis u
otras sustancias como la baya de saúco. En este último caso, una epidemia de
gripe en un kibutz israelí en 1993, brindó la oportunidad de probar los efectos
de la baya de saúco. Mikel García Iturrioz, experto en nutrición, medicina
biológica y autor de Gripe y catarro. Protégete mejorando tus defensas,
explica que en aquella epidemia “se suministró a la mitad de los enfermos
cuatro cucharadas diarias de un extracto estandarizado de baya de saúco,
mientras que a la otra mitad se le dio un placebo. En 24 horas, el 20% de
quienes tomaron baya de saúco mostraron una reducción drástica de los síntomas
gripales: fiebre, tos y dolores musculares. En 48 horas, el 75% había mejorado
notablemente, y en 72 horas el 90% se había recuperado totalmente. Por el
contrario, sólo el 8% de quienes tomaron placebo empezaron a mejorar a las 24
horas; el 92% restante tardó seis días en empezar a mejorar”.
Quedarse en casa
Depende. “Con gripe es difícil ir a
trabajar, suele haber fiebre elevada y dolores musculares que incapacitan por
unos días. Y con resfriado habitualmente se mantiene una vida activa pese a las
molestias que conlleva”, explica Ancochea. Ir al trabajo o al colegio no tiene
por qué prolongar la duración del resfriado, pero aumenta el riesgo de
contagiarlo a los demás. “Lo importante es extremar las medidas de higiene como
tapar la nariz y boca al estornudar y toser, utilizar pañuelos de papel,
lavarse las manos frecuentemente, tener en cuenta que nuestras secreciones
transmiten el virus y por tanto evitar no contaminar el entorno”. Los expertos
se inclinan por aconsejar quedarse en casa si los síntomas son agudos. El
reposo es una de las recomendaciones básicas. Dormir puede ayudar a
recuperarse.
Acudir al médico
No es necesario pero hay que estar atentos. “Un
resfriado es un proceso habitualmente benigno y sin tratamiento. Si no hay
complicaciones no precisa visita médica, simplemente medidas de cuidado
general: higiene, alimentación, bebidas calientes, descansar lo posible y
analgésicos”, explica Ancochea. También comenta que, ante la gripe, “tampoco
tiene tratamiento. Los casos leves se resuelven con analgésicos y medidas
generales. Pero si la fiebre es muy elevada o duradera, hay mucha
sintomatología, es conveniente una valoración médica”. En este sentido, la
Sociedad Española de Farmacia Comunitaria recuerda que “ambas infecciones se
curan solas y son de remisión espontánea”. No hay que impacientarse si la
fiebre persiste tres o cuatro días. O si las mucosidades nasales están
presentes durante diez días. Incluso no es raro que la tos dure dos o tres
semanas. Los síntomas pueden manifestarse durante dos semanas en uno de cada
cuatro casos. “Sólo hay que vigilar que no derive en problemas más graves”. La
principal complicación puede ser la neumonía, la pulmonía, la bronquitis… Para
ello habría que consultar al médico en caso de que persistan losw síntomas
severos junto con fiebre elevada. En general se tiende a ir al médico en
demasiadas ocasiones (una media de diez veces al año por persona), y las
autoridades sanitarias han lanzado varias campañas para disminuir el número de
visitas. Sobre todo, para aliviar la sobrecarga en las “urgencias” de
ambulatorios y hospitales.
El remedio de las abuelas: sopa
caliente
¡A disfrutarla! Tal vez sea cosa de abuelas, pero
no es ninguna tontería. Varios investigadores del Centro Médico de la
Universidad de Nebraska decidieron investigar las propiedades del caldo de
pollo. Y el resultado de sus pesquisas fue publicado en la revista médica Chest
en el año 2000. Descubrieron que la mezcla de vitaminas y nutrientes del caldo
de pollo posee un efecto antiinflamatorio, que ralentiza el crecimiento de los
leucocitos implicados en la liberación de las mucosidades. Otras líneas de
investigación subrayan que los ingredientes que se añaden al caldo de pollo,
como el curry, la pimiena y el ajo, pueden ayudar a aliviar los resfriados ya
que diluyen las mucosidades. “Durante siglos se han utilizado estos condimentos
para tratar enfermedades respiratorias gracias a sus diversas propiedades
antibióticas, antivirales y antimicóticas”, explica Gene Stone en su libro Los
secretos de las personas que nunca enferman (Planeta). Y a todo ello
hay que añadir los beneficios que también aportan cebollas, zanahorias, nabos,
apio y perejil, que también suelen añadirse a los caldos. No sólo para los
catarros o las gripes. Hay más beneficios. El caldo de pollo contiene agentes
medicamentosos parecidos a las sustancias farmacológicas que se encuentran en
los medicamentos modernos para el resfriado. Durante la cocción, la carne de
pollo libera un aminoácido con propiedades químicas similares a la
acetilcisteína, fármaco que se receta para la bronquitis y otras enfermedades
respiratorias. Las abuelas no se equivocaron. “Al menos alivia la
sintomatología, todos lo hemos experimentado”, comparte Leonor Ancochea.
Jordi Jarque
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario