La amabilidad
Necesitamos afecto, relaciones cordiales, solidaridad, pero la sociedad actual, materialista e individualista, ha relegado estos valores. Recuperarlos es una cuestión de ética y satisfacción personal…
Con demasiada frecuencia veo en las expresiones de las personas las arrugas que dan testimonio de su amargura, en lugar de las marcas que dejan en los rostros la risa. Miradas temerosas, solitarias. Aunque resulta más sencillo seguir la corriente del aislamiento, no es precisamente lo más saludable.
La actitud más sana sería “en lugar de esperar a que el mundo cambie” tratar de ser agentes activos para conseguir aquello que nos gustaría modificar, tratar a los demás como nos gustaría ser tratados y no al revés, esperar a que el mundo se muestre amable para corresponder con un buen trato.
Reflexión; la era del Internet permite la dispersión, la facilidad, el anonimato. Esto también puede limitar, suplir los encuentros reales con los demás y debilitarnos para afrontar nuestra soledad.
Además, la promesa de un contacto ilusorio es el espejismo de una compañía que pocas veces lo es. El uso que hacen de las redes sociales quienes buscan cariño, sexo, cordialidad, amistad, sería menos si nuestro mundo social ofreciera más dosis de amabilidad ¡Recupera tu amabilidad y con ella hacemos gala de nuestra personalidad!
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