Fe y Confianza en Dios
¿Cómo moriremos? ¿Suicidándonos? Jamás. Si estamos preparados para morir, cuando llegue el momento, moriremos para vivir eternamente. La fe excede a la razón, no se opone a ella. Cuando la razón y la fe entran en conflicto, es mejor dar preferencia a la fe. ¿A quién podría parecerse Dios? Carente de forma y de apariencia, Dios es la suma de todas las propiedades, a la vez que carece absolutamente de toda propiedad. ¿Por qué, entonces, tiene que ser Dios del género masculino? Ésta es una mera cuestión gramatical. Si, tal como lo concebimos, no tiene forma, Dios no es ni masculino ni femenino. La fuerza que hace que se mueva el tren, que vuele el avión y que viva el ser humano, es una fuerza divina, con independencia del nombre que queramos darle. El tren no es movido por la máquina de vapor, ni el avión vuela por causa del motor, ni el ser humano vive gracias al funcionamiento mecánico del corazón.
La fe impulsa el barco de la vida. Dios es nuestra ayuda y nuestro timonel. Quien se acuerda de Dios puede permitirse olvidar todo lo demás. Quien se acuerda de todo, pero se olvida de Dios, en realidad no se acuerda de nada. Pensar en Dios y olvidar todo lo demás significa ver a Dios en todas las cosas. Nuestra fe debería ser como una luz siempre encendida, que no sólo nos alumbra a nosotros, sino que alumbra también nuestro entorno. No podemos hacer nada justo mientras no se nos conceda la luz interior. Cuando arde la lámpara interior, ilumina el mundo entero. Cuando el corazón de un ser humano está lleno de la luz del cielo, desaparecen de su camino todos los obstáculos.
Mahatma Gandhi
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