El secreto del éxito
Un hombre decidió consultar a un sabio sobre el motivo de sus fracasos en la vida.
-No sé qué está mal en mi. Hago bien las cosas pero no consigo tener éxito en nada.
- Puedo ayudarlo con esto, dijo el sabio, ¿sabes remar?
Un poco confundido con la pregunta, el hombre contesta que sí. Entonces lo llevó hasta el lago y ambos se subieron en una barca y, a pedido del maestros, comenzó a remar silenciosamente hacia el lado más profundo
- Detente aquí, dijo en un momento
- ¿Ahora vas a explicarme el secreto del éxito? Preguntó el decepcionado hombre.
- Bien, arrima tu cara al agua tanto como puedas, mírate allí bien de cerca.
El hombre sacó casi todo su cuerpo de la barca.
Con un leve empuje del maestro el hombre cayó al agua, pero cada vez que intentaba salir, el sabio se lo impedía sosteniendo su cabeza con las dos manos debajo de la superficie.
El hombre pataleó desesperado, manoteaba violentamente, pero todo era en vano.
Cuando ya casi creía morir el maestro quitó la presión sobre su cabeza, lo dejó salir a la superficie y lo ayudó a subir a la barca.
- ¡Está usted loco!!! Casi muero ahogado.
- Pero no moriste, le contestó tranquilamente. ¿en qué pensabas mientras estabas debajo del agua?, en tus negocios, tus problemas o tu fracaso?
- ¡No! Sólo quería respirar, por supuesto!
- Es así de sencillo, cuando pienses en triunfar con la misma vehemencia con la que querías respirar, sin distraerte en nada más, entonces, estarás construyendo tu éxito.
-No sé qué está mal en mi. Hago bien las cosas pero no consigo tener éxito en nada.
- Puedo ayudarlo con esto, dijo el sabio, ¿sabes remar?
Un poco confundido con la pregunta, el hombre contesta que sí. Entonces lo llevó hasta el lago y ambos se subieron en una barca y, a pedido del maestros, comenzó a remar silenciosamente hacia el lado más profundo
- Detente aquí, dijo en un momento
- ¿Ahora vas a explicarme el secreto del éxito? Preguntó el decepcionado hombre.
- Bien, arrima tu cara al agua tanto como puedas, mírate allí bien de cerca.
El hombre sacó casi todo su cuerpo de la barca.
Con un leve empuje del maestro el hombre cayó al agua, pero cada vez que intentaba salir, el sabio se lo impedía sosteniendo su cabeza con las dos manos debajo de la superficie.
El hombre pataleó desesperado, manoteaba violentamente, pero todo era en vano.
Cuando ya casi creía morir el maestro quitó la presión sobre su cabeza, lo dejó salir a la superficie y lo ayudó a subir a la barca.
- ¡Está usted loco!!! Casi muero ahogado.
- Pero no moriste, le contestó tranquilamente. ¿en qué pensabas mientras estabas debajo del agua?, en tus negocios, tus problemas o tu fracaso?
- ¡No! Sólo quería respirar, por supuesto!
- Es así de sencillo, cuando pienses en triunfar con la misma vehemencia con la que querías respirar, sin distraerte en nada más, entonces, estarás construyendo tu éxito.
Posted at 7:11 a.m. | Etiquetas: Reflexiones |
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