Debilidad en el Sistema Inmunológico Humano

No es el virus H1N1 el que mata, es la debilidad del sistema inmunológico humana el que permite que el virus ingrese y lo haga. Si comprendiéramos como funcionan las energías que producen el aura y comprendiéramos que el aura es radiación liberada por un proceso de consumo energético de la dinámica molecular del cuerpo y que interactúa en todo nuestro ser retroalimentando todas nuestras funciones, seríamos concientes de como resguardar el estado energético de nosotros mismos, especialmente la del sistema inmunológico, el cual es al igual que en una computadora, el sistema antivirus. El daño en el aura del hombre por el efecto de la radiación nuclear, la contaminación electromagnética, la negatividad, el pesimismo, lo que entra y sale por nuestra boca, etc. es lo que nos debilita y ralenta la frecuencia del “motor” molecular que produce en su dinámica, energía en forma de radiación que se establece como aura y que es la reserva energética de nuestro propio sistema para cuando la necesita en sus momentos de menor producción. Lo que permite que el aura no se “pierda” es el propio campo toroidal magnético que producimos porque somos seres eléctricos y magnéticos.
Como es arriba es abajo.
Para entender esto a escala planetaria, el aura del planeta es la atmósfera y la misma es contenida por un campo magnético toroidal que forma una estructura toroidal biopolar. Por efecto de nuestro mal destino evolutivo y creacional, sumado a un incremento en la radiación solar y cósmica, el campo electromagnético se encuentra muy debilitado al igual que el aura planetaria, se han detectado agujeros en la atmósfera de la Tierra. Estos agujeros pueden hacer que las energías de la Tierra se pierdan en el espacio, perdiendo moléculas de oxígeno, nitrógeno y agua tan esenciales para la vida. De igual forma, las auras humanas tienen agujeros en su estructura energética, por lo que estamos perdiendo energía por esos “agujeros” en el aura. La fuga de esa energía trae como consecuencia un debilitamiento en el sistema inmunológico y su campo de energía.
UNO DE LOS PRINCIPALES AGUJEROS CONSISTE EN SER INCONGRUENTES ES UNA PERDIDA DE ENERGIA! SIGNIFICA CONTRARIARNOS ES HACER LO CONTRARIO A LO QUE RELAMENTE DESEAMOS! TAMBIEN EN EL JUZGAR, EN LA FALTA DE CARIDAD Y HUMANIDAD, EN LA INCAPACIDAD DE PERDONAR, EN LA ENVIDIA, ETC, ETC, EN RESUMEN EN LA FALTA DE AMOR HACIA SI MISMO Y HACIA EL OTRO.
Cuando hay una pérdida de dicha energía esa persona está propensa a enfermarse. Cuando una población pierde su esencia espiritual, su propia energía en asuntos involutivos, esa gente está destinada a ser víctima de una pandemia.Nuestros ancestros han desarrollado métodos para conectarnos y asimilar la energía esencial. Espiritualidad es transformar frecuencias densas en frecuencias de mayor vibración.
Cuando las especies no tienen la capacidad de atraer la energía priomordial, comienzan a extinguirse. Cuando la energía de vida se debilita en la Tierra, también lo hace el aura humana y el sistema inmunológico también tiende a debilitarse. EL H1N1El accionar del virus es el de pegarse y cambiar el ADN. A través del cambio del ADN, es capaz de replicarse así mismo en nuestro sistema inmunológico. Luego se convierte en algo intrusivo y produce los síntomas propios de la gripe A. Su ataque e influencia se basa en su habilidad de auto-replicarse, usando la energía propia del ser que lo porta, del ADN que está en su sistema.Los métodos prioritarios para evitar que el virus pueda actuar es:
1) FORTALECER EL AURA
2) PROGRAMAR EL ADN
Se basa en establecer un “díalogo” mediante programación de frecuencias utilizándo la palabra, el pensamiento y la emoción. La frecuencia del amor es la energía más poderosa para lograr con éxito un método de programación del sistema del ADN, con el objetivo que el ADN no responda y siga las instrucciones del virus, que intenta invadir y fagocitar su sistema de energía. Si el virus logra llegar a su sistema, puede comenzar a filtrar y procesar instrucciones en el ADN.
Para lograr mejorar la inmunidad debemos comenzar a retomar el contacto con el planeta, alimentarnos de amor y no de odio, alimentar nuestro cuerpo con alimentos “vivos” que posean y nos ofrezcan energía vital. Debemos activar nuestra dinámica molecular con energías que necesitan nuestras estructuras de carbono para replicar vida, o sea, el oxígeno, el hidrógeno y el nitrógeno fundamentalmente. Los incas basaban su medicina en hierbas con propiedades curativas. Podemos utilizar nuestro potencial cuántico, crear frecuencias elevadas. Las frecuencias elevadas provienen de palabras “constructivas”,“creadoras”, “amorosas” libres de juicio y mala intención. Provienen de emociones puras, creativas, positivas y cargadas de amor y compasión.
Pensamientos libres de pesimismo, constructivos, optimistas y motivados por la fé y la creencia. Creer es crear, creer es poder.
En la aceleración del sistema inmunológico, la energía vibratoria del sistema inmune va a un nivel de energía más elevado. El virus con una energía inferior, no puede parasísticamente apegarse a su sistema de energía superior y comenzar a replicarse. El sistema de energía inmune, está vibrando así a un nivel más elevado que hará que supere al virus.
Una frecuencia general del sistema humana de baja vibración, alguien en un estado de negatividad y pesimismo puede dar instrucciones negativas, como el ir hacia una energía más baja o realizar una tarea inferior. Es ahí cuando estamos abriendo las puertas al virus a que encuentre el “caldo energético” para su replicación.
La idea de colocar una energía elevada en las estructuras celulares, ha sido demostrada por la hermosa idea de enviar energía de amor al agua. Masaru Emoto y otros tantos experimentos basados en frecuencias de pensamiento, sonído e intención, ha demostrado como la estructura molecular de los cambios en el agua, está basada en la energía de amor que es enviada hacia las moléculas de agua.
Para evolucionar debemos acceder a frecuencias que nos van a permitir a los propios sistemas de energía, que capten los nuevos códigos alojados en la energía que llega del cosmos. Esto producirá un cambio enorme en la evolución de todo el organismo, producto de la libre aceptación y fluir con los nuevos patrones de energía-información. Nos convertimos en “radiotransmisores” sintonizados en la frecuencia correcta en la que el universo transmite. Las frecuencias con la intención adecuada cambian realidades. Poseemos el poder de sanación y reprogramación de nuestra estructura biológica. Eso requiere dedicación y esfuerzo.

Araceli Romero Paz

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