Cuál es la verdad?
Aquello que decidimos creer será nuestra verdad.
Cuando nos preguntamos si algo es verdadero o falso, podemos obtener dos respuestas correctas, una afirmativa y otra negativa.
El vaso está medio lleno o medio vacío, depende del observador.
Somos libres de creer lo que queramos y hay infinitos pensamientos que podemos elegir pensar. Sin embargo solemos pensar lo que nuestros padres, sociedad, etc., nos inculcaron.
Si tenemos pensamientos que nos perjudican, podemos elegir cambiarlos por otros que nos beneficien.
Cada pensamiento posee una energía que nos beneficiará o nos perjudicará.
Somos capaces de proyectar en nuestro mundo solo lo que vemos dentro de nosotros.
Si somos incapaces de ver en nosotros amor, compasión, tolerancia, respeto, cooperación, altruismo, seguridad, abundancia y demás virtudes, jamás las veremos en nuestro mundo. Si reconocemos que somos parte del Creador, (y si somos parte, en nosotros está el todo) nuestra existencia se elevaría.
Es la inarmonía que actúa en nuestros propios sentimientos, lo que nos aleja de lo bueno de la vida.
Hay una acción vibratoria que afecta a nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestro cuerpo. Elevando esa vibración a través del amor podemos mejorar nuestra vida.
No podemos solucionar nada condenándolo; solo incrementaremos la energía destructiva que ya está impregnando la atmósfera de nuestra vida.
Cuando reaccionamos ante las energías más bajas nos topamos con nuestras propias energías bajas, preparamos una situación que atrae más energía baja.
Por ejemplo, si alguien nos hace daño y nosotros respondemos odiándolo, estamos participando en un campo de energía más baja y perjudicando a quienes entren en ese campo incluido nosotros.
Si atacamos/criticamos a alguien que nos ataca/critica, intentamos remediar la situación condenándola. No apliquemos las energías debilitadoras de los que nos rodean, no podrán tocarnos si funcionamos con las energías más altas porque anulan y transforman las más bajas y lentas.
Hemos sido creados para crear amor, ser amorosos y expresar belleza y bienestar. Digamos que queremos mantener nuestro cuerpo sano y esbelto, para ello tenemos que entender que nunca podremos atraer lo atractivo a nuestra vida, detestando nada de lo que nosotros hemos permitido convertirnos, porque el odio emite una contra fuerza de odio que anula nuestros esfuerzos.
Debemos elevarnos convertirnos en el amor que buscamos, la felicidad que deseamos, la paz que precisamos, la salud que necesitamos, la ilimitada abundancia que ansiamos y así al serlo, lo atraemos hacia nosotros.
Al lamentar su carencia, garantizamos que lo indeseado siga manifestándose en nuestra vida.
Si tenemos enfermedad, miedo, angustia, depresión, falta de amor o incapacidad para atraer lo que deseamos, revisemos seriamente sobre cómo los hemos atraído. La baja energía es una pauta atrayente, es más fácil culpar, quejarse, criticar, enfadarse, engañar.
Lo que nos disgusta aparece porque nosotros lo hemos pedido, seguramente en un nivel inconsciente. Sin embargo, si deliberadamente elevamos nuestro nivel de energía y nos enfocamos en buenos sentimientos, en lo bueno que ya tenemos, en nuestros logros, en lo que deseamos para nosotros sin experimentar su falta, agradecemos y nos sentimos bien, eliminaremos todos los obstáculos que nos hemos creado ellos se encuentran en el espectro de la baja energía.
Por eso es imprescindible buscar modos de mantenernos con energía elevada y aunque no es sencillo, tampoco es imposible y la recompensa es grandiosa.
Cuando nos preguntamos si algo es verdadero o falso, podemos obtener dos respuestas correctas, una afirmativa y otra negativa.
El vaso está medio lleno o medio vacío, depende del observador.
Somos libres de creer lo que queramos y hay infinitos pensamientos que podemos elegir pensar. Sin embargo solemos pensar lo que nuestros padres, sociedad, etc., nos inculcaron.
Si tenemos pensamientos que nos perjudican, podemos elegir cambiarlos por otros que nos beneficien.
Cada pensamiento posee una energía que nos beneficiará o nos perjudicará.
Somos capaces de proyectar en nuestro mundo solo lo que vemos dentro de nosotros.
Si somos incapaces de ver en nosotros amor, compasión, tolerancia, respeto, cooperación, altruismo, seguridad, abundancia y demás virtudes, jamás las veremos en nuestro mundo. Si reconocemos que somos parte del Creador, (y si somos parte, en nosotros está el todo) nuestra existencia se elevaría.
Es la inarmonía que actúa en nuestros propios sentimientos, lo que nos aleja de lo bueno de la vida.
Hay una acción vibratoria que afecta a nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestro cuerpo. Elevando esa vibración a través del amor podemos mejorar nuestra vida.
No podemos solucionar nada condenándolo; solo incrementaremos la energía destructiva que ya está impregnando la atmósfera de nuestra vida.
Cuando reaccionamos ante las energías más bajas nos topamos con nuestras propias energías bajas, preparamos una situación que atrae más energía baja.
Por ejemplo, si alguien nos hace daño y nosotros respondemos odiándolo, estamos participando en un campo de energía más baja y perjudicando a quienes entren en ese campo incluido nosotros.
Si atacamos/criticamos a alguien que nos ataca/critica, intentamos remediar la situación condenándola. No apliquemos las energías debilitadoras de los que nos rodean, no podrán tocarnos si funcionamos con las energías más altas porque anulan y transforman las más bajas y lentas.
Hemos sido creados para crear amor, ser amorosos y expresar belleza y bienestar. Digamos que queremos mantener nuestro cuerpo sano y esbelto, para ello tenemos que entender que nunca podremos atraer lo atractivo a nuestra vida, detestando nada de lo que nosotros hemos permitido convertirnos, porque el odio emite una contra fuerza de odio que anula nuestros esfuerzos.
Debemos elevarnos convertirnos en el amor que buscamos, la felicidad que deseamos, la paz que precisamos, la salud que necesitamos, la ilimitada abundancia que ansiamos y así al serlo, lo atraemos hacia nosotros.
Al lamentar su carencia, garantizamos que lo indeseado siga manifestándose en nuestra vida.
Si tenemos enfermedad, miedo, angustia, depresión, falta de amor o incapacidad para atraer lo que deseamos, revisemos seriamente sobre cómo los hemos atraído. La baja energía es una pauta atrayente, es más fácil culpar, quejarse, criticar, enfadarse, engañar.
Lo que nos disgusta aparece porque nosotros lo hemos pedido, seguramente en un nivel inconsciente. Sin embargo, si deliberadamente elevamos nuestro nivel de energía y nos enfocamos en buenos sentimientos, en lo bueno que ya tenemos, en nuestros logros, en lo que deseamos para nosotros sin experimentar su falta, agradecemos y nos sentimos bien, eliminaremos todos los obstáculos que nos hemos creado ellos se encuentran en el espectro de la baja energía.
Por eso es imprescindible buscar modos de mantenernos con energía elevada y aunque no es sencillo, tampoco es imposible y la recompensa es grandiosa.
Posted at 4:52 a.m. | Etiquetas: Reflexiones |
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