Alimentos para el alma
Convertir la respiración consciente y la meditación en una práctica diaria, es alimentar el alma, lo que nos permite afinar y ampliar la visión de la realidad. A través de la práctica, accedemos a la abstracción silenciosa, en la que el ruido de la mente desaparece y el ser se vuelve uno con el espacio.
En está quietud, la vida se describe sin interferencias negativas o de rechazo; podemos escuchar los acontecimientos cotidianos con consciencia y presencia. Pero esto no significa que no haya movimiento en la mente. Sigue surgiendo, pero ya no hay rechazo sino una valiosa información. Ya no lucharemos contra él.
Nos sumergimos entonces en ese movimiento para que surja la inspiración que precede a la creación. Y es a través de está concentración “quietud y movimiento” que se expresa el despertar y la claridad, lo que se vive ya no deja residuo alguno en nuestro inconsciente.
Reflexión; aprende a alimentar el alma y sabrás lo que es volar.
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