Una sabia reflexión

Cuentan que un viajero llego con la caída del sol a un modesto poblado. Comenzaba a hacer frío y no tenia donde pasar la noche. Pregunto a los habitantes con quienes se cruzó por la calle por algún albergue o posada pero no había ninguno en aquel pueblo tan pequeño.
Muchos se disculparon por no ofrecerle ellos mismos un techo pero las familias eran numerosas y las camas escasas. Finalmente alguien le comento que el sabio del pueblo vivía solo en una casa al pie del monte y que solía recibir a los extranjeros que pasaban por allí.
Con los huesos doloridos por el viaje el viajero siguió las indicaciones hasta llegar a la casa del sabio y una vez allí golpeó la puerta.
Un hombre canoso pero de aspecto saludable apareció en el umbral y saludo al desconocido:
-Buenas noches.
-Buenas noches maestro-respondió el viajero-. Busco abrigo para la noche y me han dicho que quizá tuviera la amabilidad de permitirme pasar una noche en su casa.
- Pasa amigo, siempre hay lugar para uno mas en esta casa - dijo el sabio haciéndose a un lado para dejar pasar al visitante.
Al entrar el viajero vio que la casa estaba formada por una única y amplia estancia pero lo que mas le sorprendió es que el lugar estaba prácticamente vacío. Lo único que había eran algunas mantas que parecían servirle de cama al dueño de la casaun pequeño arcon y una jarra con dos o tres cuencos. El viajero permaneció atónito mientras el sabio sacaba otras mantas del arcon las disponía en el suelo y por ultimo servia un poco de agua en los cuencos. Cuando el sabio se acerco el viajero no pudo aguantar mas la curiosidad y pregunto directamente:
-Pero maestro¿donde están sus cosas?
-¿Y donde están las tuyas?- fue su respuesta.
-Pero es que yo estoy de paso...- dijo extrañado el viajero.
Entonces el sabio sonrió yo freciéndole uno de los cuencos sentencio:
-También yo.
Jorge Bucay.

2 comentarios:

rafael g dijo...

disculpame que te envíe este mensaje con poca trascendencia:
me parece que en la parte que dice "que vivían por allí" debería decir "que pasaban por allí"

Andrea Somosa dijo...

Gracias Rafael por leer tan atentamente el relato, a mi se me había pasado ese detalle. Tenías razón, ya corregí el texto.

Un enorme abrazo de luz y como diría mi abuelita "cuatro ojos ven más que dos" (por suerte!)

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