Decido decidir

Un día, desnudo y solo en una pequeña habitación, empezó a tomar conciencia de lo que denominó “la libertad última”, esa libertad que sus carceleros no podían quitarle. Ellos podían controlar su ambiente, hacer lo que quisieran con su cuerpo, pero él era un ser autoconsciente capaz de ver como observador su propia participación en los hechos. Su identidad básica estaba intacta. En su interior él podía decidir de qué modo podía afectarle todo aquello. Entre lo que sucedía, o los estímulos y las respuestas, estaba su libertad o poder para cambiar esa respuesta.



Fragmento del libro Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, acerca de Victor Frankl.

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