La Nueva Salud

El médico puede ayudar a curarte pero sólo tú decides sanarte

Hoy en día, es frecuente que utilicemos el término sanación al referirnos a lo que hace el paciente mismo o su organismo para resolver un problema corporal, mental o espiritual, mientras que el término curación suele referirse, normalmente a lo que el médico o terapeuta le hace al paciente.

Así que, a menudo, hablamos de la necesidad que tienen los pacientes de sanarse a sí mismos después de que se haya curado la enfermedad. La terapia eficaz, sea cual fuere su forma exterior, inicia, facilita y apoya los esfuerzos de autosanación, mientras que el efecto del proceso de > curación es más temporal, y quizá sólo paliativo.

La curación puede eliminar los síntomas externos de la enfermedad, pero normalmente no actúa sobre las causas que provocan esos síntomas. Por ejemplo un médico podría curar las hemorroides extirpándolas mediante una intervención quirúrgica. Sin embargo, si las hemorroides son la consecuencia de un hígado congestionado por el alcoholismo crónico, el trastorno no se sanará hasta que el paciente no resuelva la razón subyacente al abuso del alcohol. La extirpación de las hemorroides podría aliviar temporalmente algunos de sus síntomas, también elimina un camino a través del cual su ¨voz interior¨ está intentando llamar la atención sobre el problema del alcohol. Si se eliminan las hemorroides y se continúa abusando del alcohol, a su "yo" no se le deja otra opción que la de seleccionar otro órgano para llamar la atención. El siguiente objetivo podría ser la vesícula biliar.

El nuevo paso consistiría en que el cirujano extirpe la vesícula biliar, que podría estar llena de cálculos biliares. La verdad es que el médico siente que tiene motivos suficientes para realizar ambas operaciones, pero no se ha intentado determinar si la "voz interior" del paciente busca enviar un mensaje subyacente a la mente consciente. Así que, ahora, nos encontramos con un paciente que bebe muchísimo, sin hemorroides y sin vesícula biliar, que aún tiene poca idea de por que abusa del alcohol. Quizá la bebida sea para el una forma de escapar de los sentimientos de culpa inculcados por alguno de sus padres durante la infancia. Si es así, el tema queda sin explorar, y continúa el abuso, hasta que, con el tiempo, empieza a fallar la función del hígado.

Puesto que el deterioro va en aumento, la voz interior de la sabiduría del cuerpo sentirá la necesidad, cada vez más urgente, de contactar con la mente consciente del paciente. De este modo es probable que aparezcan varices en el esófago. La situación, ahora crítica y amenazadora, pone en peligro la vida y requiere una supervisión conjunta de especialistas y cirujanos. Una vez se hayan tratado las várices quirúrgicamente, es muy poco lo que se puede extirpar, excepto el hígado mismo. Quizá este paciente pudo haber llamado a un psiquiatra, bien para tratar el problema del alcohol, o bien porque podría haberse reconocido al paciente como una persona con tendencias suicidas y este le pudo haber recetado fármacos que le alterarían la mente y resultarían hepatotóxicos, es decir envenenarían el hígado, por tanto la voz interior tendrá incluso menos posibilidad de comunicarse con la mente consciente, afectada por los fármacos, a propósito del porque del abuso del alcohol, como por ejemplo la culpa no resuelta, y la función del hígado se verá aún mas dañada por la naturaleza tóxica de los fármacos, con lo que, al final, el paciente morirá prematuramente.

Por lo tanto cuando se habla del autodescubrimiento, se refiere al hecho de llegar a ser conscientes de esta voz interior. En este ejemplo que hemos visto, el tratamiento no sólo cometió el error de no hacer consciente al paciente de su voz interior, sino que, además, a última hora ésta fue silenciada. Este tratamiento condujo a un círculo vicioso de deterioro.

Quizá Ud. se esté preguntando ¿ Qué posibilidades tiene la voz interior contra las técnicas modernas de la cirugía y de los psicofármacos?. Como respuesta al fracaso de los métodos de curación tradicional ( es decir cirugía y psicofármacos) se han creado una miríada de técnicas, métodos y filosofías relacionadas con el tratamiento de la salud. En ellas se incluye un amplio espectro de prácticas como la meditación, la terapia dietética, la terapia con hierbas, la homeopatía, la acupuntura, rolfing, renacimiento, por citar unas cuantas. Aunque exteriormente son distintos, cada uno de estos sistemas favorece el autodescubrimiento que conduce a la autosanación. Cuando el proceso de autodescubrimiento trae como resultado una autentica sanación, podría provocar una cura, es decir, la eliminación de los síntomas o no provocarla. Porque la sanación verdadera va mas allá de los síntomas; significa ver claros tu identidad real y tu propósito en la vida. Así que el éxito del proceso terapéutico no proporciona necesariamente comodidad, fuerza muscular, alargamiento de la vida, o cualquiera de las otras cosas que nuestra> tradición médica occidental ha llegado a considerar como la evidencia de la sanación. Una terapia eficaz proporciona a cada paciente una visión clara de lo que necesita hacer, y la fuerza e integridad mental, corporal y espiritual para hacerlo. Las metas de la terapia son eliminar el engaño y la autocompasión, ayudar a los pacientes a establecer una escala de valores y centrar sus vidas para poder crecer. La verdad es el hilo de oro que tienen en común todos los sistemas terapéuticos eficaces.

Escuchando tu voz interior

Para poder sanarse, la persona debe reconocer, en primer lugar, que dispone de un guía interior que se halla en lo profundo de su ser y, en segundo lugar, que puede confiar en ese guía. La mayoría de las veces no aprendemos a escucharnos a nosotros mismos, en consecuencia, no confiamos ni cuidamos de nosotros mismos según lo que intenta decirnos nuestro guía interior.

Cuando nos planteamos que hacer, o cuando no estamos seguros de lo que realmente queremos, el sólo hecho de sintonizar con nuestra sabiduría interior, por lo general puede darnos la respuesta. Esto supone traspasar el intelecto, y relajarnos en un lugar más profundo, en nuestro interior.

Hay 2 componentes esenciales en el proceso de sintonización con la sabiduría interior: Primero implica aprender unas habilidades básicas, tales como la forma de relajar el cuerpo y la mente profundamente, recurriendo para ello a la visualización sencilla, la respiración, etc. para que puedas soltarte un poco. Luego imagínate que estas entrando en un lugar interior profundo y tranquilo, en el que tienes cierta conciencia o sabiduría de lo que es verdadero para ti, y luego, sencillamente, escuchas y sientes lo que hay allí, luego pide una respuesta y confiar después en esa respuesta procedente del lugar donde habita la sabiduría interior. El segundo componente consiste en organizar todas las voces y sentimientos de tu interior, a fin de poder distinguir la verdadera voz del guía profundo, por ejemplo, podríamos oír una voz de las enseñanzas de tu madre, otra voz con las enseñanzas de tu padre, otra de las influencias de la iglesia, amigos, maestros, etc. Se trata de voces que nos dicen lo que deberíamos hacer¨ y voces rebeldes que nos dicen precisamente lo contrario. Debido a estos sentimientos, miedos y deseos conflictivos Ud. se preguntará cual voz interior escuchar? Para ello es necesario desarrollar tu conexión con tu ser natural y original que vive dentro de ti y aprender a confiar en tu entendimiento intuitivo más profundo. Esto implica priorizar la voz que vas atender en ese momento, no vas a negar o suprimir las otras voces, simplemente vas a atenderla más adelante.

Un componente esencial del proceso de sanación se relaciona con la penetración en los aspectos sombríos de tu ser, es decir los aspectos que, por miedo, hemos negado, rechazado o reprimido. Si empezamos de manera cómoda, gradual a aceptarlos y asimilarlos, luego permitirles su expresión natural, empezamos a ser seres humanos más plenamente integrados. Para que tenga lugar la verdadera sanación, el individuo ha de encontrar un sentido de verdad dentro de sí mismo, y a aprender a confiar, honrar y cuidar de sí mismo según esa verdad.

La enfermedad: una oportunidad para la sanación

Se parte de la premisa de que la sanación es un hecho natural, un mecanismo innato del organismo. Existe una inteligencia fisiológica que sirve para mantener el cuerpo en homeostasis o equilibrio, al enfrentarse a todo tipo de retos procedentes tanto del interior como del exterior. Desde esta perspectiva, los síntomas de la enfermedad pueden verse a menudo como señales de atención, o como formas de hacernos conscientes de necesidades que no están siendo satisfechas. Por tanto, si aprendemos a prestar atención a las señales o síntomas de nuestro cuerpo, podremos aprender de una enfermedad algo que nos ayudará a alinearnos de nuevo con nuestro potencial de bienestar.

En muchos países la meditación no está arraigada y la gente no tiene la costumbre de pararse periódicamente para quedarse en silencio y hacer balance de sus vidas, una enfermedad seria, como un ataque cardíaco o un cáncer, hace que la persona se detenga y tenga así la oportunidad de retroceder y ver lo que realmente es importante para sí, evalúan profundamente su vida y sus valores, y se dedican a hacer lo que tiene mayor importancia.

Si concebimos los síntomas como mensajes inteligentes cuya intención no es otra que volver a establecer un equilibrio sano, entonces, cuando aparecen los síntomas, las preguntas importantes que hay que hacerse son ¿Que se necesita aquí? ¿Qué podemos hacer para apoyar la habilidad autocurativa del cuerpo y de la mente? Aprender a escuchar nuestra propia sabiduría interior nos puede ayudar a desarrollar esa conciencia.

Fuente: Libro La Nueva Salud, Págs. 92-111

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