Crisis 2009 y Sobrecarga Elm

A qué atender: ¿a lo URGENTE, o a lo IMPORTANTE?.
Cuando un ser querido viene a nosotros con sus quejas, problemas y lamentos, por lo general tendemos a suponer que espera de nosotros la respuesta y solución.
Esta expectativa puede ponernos más serios o más ansiosos por cumplir con la necesidad de alivio por parte de nuestro ser querido. Si ocupamos en el trabajo, en la familia o en el núcleo social el lugar del "aconsejólogo" corremos el riesgo de caer en estados Elm negativos de sobrecarga, angustia, cansancio o desánimo y, desde luego, nuestros consejos no serán los más sabios. Ocurre con frecuencia que, contrariamente a nuestra suposición, aquél que acude a nosotros en busca de ayuda, espera de nosotros simplemente el silencio. Una vía para escucharse a sí mismo en buena compañía.
El silencio estratégico pacifica, clarifica, tranquiliza. Ayuda. En el silencio van y vienen señales valiosas, asoman pistas útiles y verdades que a menudo no pueden percibirse con el cotorreo de voces inexpertas. Y cuántas voces inexpertas se lanzan a dar consejos inoportunos
Una escucha atenta es participativa. Es, sobre todo, productiva. Una escucha atenta emite vibraciones muy benéficas al vínculo y en especial, a la persona en estado problemático. Una escucha atenta es a menudo el mejor regalo que podemos brindar a nuestro ser querido en apuros. La escucha atenta y productiva incluye el silencio, y en este sentido, el silencio se convierte en herramienta mucho más beneficiosa que las palabras vanas, vacías o inexpertas. El silencio no tiene apuro, ni debilidades. El silencio es una vía productiva de comunicación que no merece correr el riesgo de extinguirse.
El silencio permite al otro hablar, expresarse y al hacerlo, puede internarse en su mundo con creciente confianza. Muchas veces la gente necesita de otros para poder internarse en su mundo interior de un modo que no resulte problemático. Muchas personas necesitan sentir cierta seguridad para adentrarse en sus asuntos y mantener la sensación de estar seguros y a salvo, tanto emocional como mentalmente. Muchas veces la presencia del otro motiva y da coraje en especial cuando esta persona está situada en un lugar de respeto y calificada para escuchar; el confesionario, el consultorio son la evidencia de esta verdad.
Es por ello que el silencio bien intencionado y bien utilizado funciona como una puerta transparente hacia el interior del otro. Una puerta que revela lo que hay en el interior, que puede no ser perceptible en lo inmediato, y que puede ser muy bueno. El silencio favorece los descubrimientos de gran valor.
¿Por qué entonces la compulsión a hablar que se observa con tanta frecuencia por parte de las personas puestas a escuchar? ¿Por qué la dificultad de escuchar? ¿Por qué creemos que debemos arreglar los problemas ajenos cuando los otros nos plantean sus problemas? ¿Por qué creemos que al confiarnos sus problemas, las personas esperan de nosotros una palabra, una opinión, una orientación?
No es tan importante un hecho, una experiencia, como la lectura que le demos.
En cualquier momento futuro, cuando algún ser querido en aprietos se le acerque para hablar, ofrézcale su presencia sin reparos, y preste atención a sus palabras. Acompáñelo; descubrirá cosas interesantes de usted mismo mientras lo hace. Piense que esta persona podría estar necesitando de usted su presencia, su atención, o su energía. Escúchelo con atención si está sinceramente dispuesto a escuchar. Y con la misma sinceridad decline si acaso no se siente a la altura del desafío. Pero si realmente lo está, entonces ofrézcale su compañía, escúchelo y posiciónese con orgullo como medio asegurador del proceso de introspección del otro. Una mágica revelación no tardará en llegar tanto para el otro como para usted haciéndole bien a ambos.
Entréguese al proceso de escuchar y espere a ver qué pasa.
No necesita hacer nada más.
Con su atención sinceramente puesta a escuchar el relato del otro, ocurre por lo general, que el otro recibe la respuesta que buscaba. Su buena energía --(y no tanto sus palabras)-- puesta en el problema ajeno, permite al otro detectar esa solución que podría tener a flor de conciencia. Le permite dar con esa solución de utilidad y belleza, y que como toda idea, podría estar flotando a su alrededor sin que él pudiera tomar justamente, a falta de energía . Y qué maravilla darse cuenta que uno ha sido el canal para que aquella idea ingrese en la mente de un amigo iluminándolo.
Es por ello de suma importancia asegurarse de estar en condiciones de prestar esa atención requerida pues, a diferencia de un mero cumplido, la atención sincera resultará fructífera. Para ello, no estaría de más programar la cita tal como se programa un evento de relevancia: pautarla en lugar y horario fijados a conciencia de modo de manifestar respeto y consideración auténticos.
A veces por atender a lo urgente perdemos de vista lo importante. Y nos sentimos sobrecargados, áridos en ideas, frustrados. Lo que en la jerga floral se llamaría un franco estado Elm negativo.
Si esto le estuviera ocurriendo a usted hoy mismo, si amigos o familiares llegaran a usted con problemas relacionados con la crisis financiera, con la influenza desparramándose en los países, con la violencia en el mundo o con cualquier problema personal y se siente presionado a dar una buena respuesta, no se desespere ni se desanime.
Recuerde que una esencia floral puede ahora mismo encontrarse muy cerca de usted, esperando hacer su magnífica tarea en usted.

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