Ansiedad
Existen diversos tipos de ansiedad que, de alguna u otra forma, afectan a cada persona de manera diferente.
¿Qué es la ansiedad?
La
ansiedad es una de las emociones más comunes y universales que podríamos
definir como una sensación de angustia
e inquietud sin que se pueda asociar a una causa aparente. En
este aspecto es lo que lo diferencia del miedo, uno sabe a qué tiene miedo pero
en el caso de la ansiedad no tiene claro qué es lo que le lleva a sentir esa
sensación de tensión, de preocupación.
Ésta
puede afectar en todos los ámbitos de la vida de una persona o simplemente, en
uno determinado. A su vez, puede manifestarse en sus diferentes áreas, a nivel
físico, cognitivo, conductual y emocional.
Síntomas de la ansiedad
También podemos conocer la ansiedad de forma más profunda si nos centramos en sus síntomas:Síntomas psíquicos:
Los
síntomas emocionales suelen estar relacionados con tensión y un sentimiento de
aprensión e inseguridad. Es frecuente que uno tenga ganas de llorar e incluso
acabe haciéndolo sin poder contenerse, lo que acentúa la sensación de pérdida
de control sobre el ambiente y sobre sí mismo.
Es
frecuente que las personas que sufren ansiedad estén pasando por episodios de insomnio con
problemas para conciliar el sueño o de disfrutar de un sueño tranquilo y
reparador.
Síntomas
cognitivos:
A
nivel cognitivo la preocupación
es el síntoma por excelencia ya sea una preocupación por sí mismo o por los
demás, anticipando una amenaza o un peligro que puede ser real o no pero que
sin lugar a dudas genera una sensación de nerviosismo considerable.
Los
pensamientos de una persona ansiosa suelen ser negativos y suelen predominar
pensamientos asociados a la inferioridad,
inseguridad e incapacidad.
Además
puede haber una dificultad importante para tomar decisiones por el miedo a equivocarse
o no poder pensar con claridad; también es frecuente que haya una dificultad
para poder concentrarse.
Síntomas físicos – conductual
En
muchas ocasiones la ansiedad afecta al organismo y el funcionamiento de éste
por lo que podemos encontrar personas que acuden a su médico de cabecera
aquejándose de otro tipo de molestias corporales sin ligarlo al estado
emocional original.
Muchas
personas ven la relación de la ansiedad con su cuerpo a través de trastornos gastrointestinales
como puede ser la pérdida de apetito o por el contrario, la necesidad de
atracones, diarreas, etc. Es frecuente que cuando la ansiedad es muy elevada
pueda producirse vértigos, náuseas, etc.
Otros
síntomas frecuentes de la ansiedad son las palpitaciones, un síntoma que puede asustar
muchísimo a quien lo siente y que a veces se ha confundido con un ataque al
corazón pero no tiene nada que ver, tener palpitaciones por ansiedad no tiene
riesgo de muerte.
A
nivel motor también es frecuente que se produzcan temblores, tanto de manos
como piernas o que también se produzca una sensación de debilidad, hormigueo,
dolor de cabeza, etc.
Tipos de ansiedad
Si
bien disfrutar de las pequeñas cosas y afrontar los hechos con más positividad
es uno de los elementos que nos ayudarán a combatir la ansiedad, a continuación
exponemos diversos tipos de ansiedad que, en el caso de que la podamos tener,
nos echará una mano a la hora de conocer exacta y precisamente qué tipo de
ansiedad tenemos:
- Ansiedad generalizada: Incapacidad para relajarse, aprensión, preocupaciones constantes, facilidad para asustartse, irritabilidad, impaciencia, insomnio.
- Ansiedad con agorafobia: Miedo a los espacios abiertos, como plazas, calles, y muchos otros lugares situados al aire libre.
- Ansiedad con pánico: Sensación de catástrofe inminente, terror imprevisto, miedo a morir, a enloquecer, de irrealidad.
- Ansiedad obsesivo-compulsiva: Aparición de ideas tanto repetitivas como extrañas, actos mecánicos y pensamientos negativos muy desagradables.
- Trastorno de ansiedad inducido por sustancias
- Trastorno de ansiedad no especificado
- Trastorno por estrés agudo
En
este caso, y dado que las situaciones consideradas como “ideales” o “perfecta”
no existen, se debe afrontar con cierta serenidad los distintos contratiempos
que puedan sucederse, y asumir -con ello- los diversos cambios que se produzcan
como una oportunidad para mejorar.
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