La soledad impacta en los genes y baja las defensas

Diversos estudios científicos ya habían mostrado que aquellos que viven aislados sufren tasas de mortalidad más altas que quienes tienen compañía. Ahora, un estudio de la Universidad de California probó que el sentirse solo altera el sistema inmune a nivel genético, algo que eleva el riesgo de sufrir enfermedades como males cardíacos, infecciones y cáncer.

Por Andrea Gentil

Estado animico. Tiene una relación estrecha con el sistema inmune. Los solitarios se enferman más. "Demostramos que el impacto biológico de la soledad se mete dentro de los procesos internos más básicos del organismo, en la actividad misma de nuestros genes." Así le resumió a PERFIL Steve Cole, miembro del Centro de Psiconeuroinmunología de la Universidad de California, la clave de su investigación sobre los efectos del aislamiento social que acaba de publicar> en el Journal Genome Biology. "Nos topamos con que los cambios en la expresión genética dentro de las células relacionadas con el sistema inmune se vinculan de manera específica con la experiencia subjetiva que las personas tienen de su soledad. Y estas diferencias son independientes de otros factores de riesgo como el estado de salud, la edad, el peso y el uso de medicamentos. Es más: los cambios son incluso independientes del tamaño objetivo de la red social de esa persona" explicó el autor principal del estudio. Es en este punto donde se encuentra uno de los mayores logros de esta investigación: la demostración de que la sensación de soledad es más perjudicial que la soledad en sí misma. "Que hay vías nerviosas puntuales que se ligan con los afectos y que producen efectos sobre zonas como la médula ósea, donde se generan los glóbulos blancos y rojos, es algo que se viene estudiando. Muchas de estas vías tienen que ver con el sistema autoinmune, con los mecanismos> inflamatorios que ponen en marcha la activación de los glóbulos blancos ante lo que perciben como una amenaza", señaló el argentino Juan Manuel Bulacio, médico psiquiatra y presidente de la Fundación de Investigación en Ciencias Cognitivas Aplicadas (ICCAp). "Pero lo más interesante de esta investigación es que muestra lo fundamental que es el significado que una persona le da a la soledad, la demostración de la relación entre el estado anímico y las defensas del organismo." En ese sentido, Cole es puntual y directo: "Los resultados no dependieron ni dependen de a cuánta gente conoce alguien, sino de a cuánta gente alguien siente cerca suyo en determinado momento".
El estudio. Para llevar a cabo su experimento, los investigadores reunieron a un grupo de voluntarios y los dividieron en dos: por un lado, juntaron a los seres que carecían de relaciones personales a todo nivel (pareja,> familia, amistades); personas que, según Cole, "durante cuatro años seguidos dijeron: 'Realmente no hay nadie que sienta muy cercano'". Y por el otro, a quienes vivían una vida más acompañada. A partir de ahí, se le tomaron muestras de sangre a cada voluntario y los expertos estudiaron la actividad de los genes de las células del sistema inmune (los glóbulos blancos), que protegen tanto de virus y bacterias como de otros organismos peligrosos para él, ya sean moléculas externas o internas.
Así, se estudiaron y compararon 22.000 genes humanos, y fue entonces cuando se comprobó que 209 transcripciones de los genes se expresaban de manera diferente entre los dos grupos. Entre los solitarios, las alteraciones genéticas fueron tales que 78 de esas transcripciones estaban sobreexpresadas (sobretrabajando), y que otras 131 no se expresaban o estaban por debajo de los niveles normales. Para ser más claros: "Los leucocitos o glóbulos blancos de la sangre aparecían como remodelados en quienes están y se sienten crónicamente solos", explicó Cole. Lo que vale son las sensaciones; la conformación de lo que es una persona está en los genes. "Pero hay cosas -advirtió Bulacio- que a veces se expresan y a veces no; es decir que están latentes, y lo mental será lo que influya sobre la posibilidad de que se transformen o no en un hecho", dijo. Y agregó: "Hoy se habla del 'apoyo social percibido'. Hay gente que está acompañada y que, sin embargo, percibe que no es querida; son personas que tienen una distorsión cognitiva que las lleva a minimizar el apoyo afectivo que puedan tener", puntualizó el experto, que acaba de escribir Soledades en venta, una novela que trata, precisamente, sobre la soledad. Cuerpo-mente. John Cacioppo, psicólogo de la Universidad de Chicago y colega de Cole en la investigación, lleva años estudiando los efectos de la soledad sobre la salud en un grupo de personas que le permitieron hurgar en su vida social y sanitaria. De hecho, Cacioppo publicó en agosto los resultados de un trabajo que muestra cómo las malas experiencias en el organismo de los> solitarios se acumulan con el tiempo y se unen al estrés y las desgracias inevitables de la vida. Esto es lo que baja las defensas y llama a las enfermedades tanto de origen externo (como una vulgar gripe) como interno (enfermedades autoinmunes, aquellas en las que las propias células del organismo atacan a la persona). Pero no todo es negro. Cole y los suyos también ven el lado bueno del asunto: "Estos resultados nos permiten conocer los blancos moleculares hacia los cuales debemos dirigir nuestros esfuerzos a la hora de bloquear los> efectos adversos de la soledad".

SE CONFIRMA UNA SOSPECHA CIENTÍFICA Y POPULAR

Ya en el año 2003 Eric Loucks, investigador de la Escuela Pública de Medicina de la Universidad de Harvard (EE.UU.), había demostrado que los hombres solitarios, con pocas relaciones interpersonales, tienen más riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Y también halló que el aislamiento se vinculaba a un aumento en los niveles de ciertos componentes de la sangre. "El aislamiento social influye sobre moléculas vinculadas con los procesos inflamatorios. Estos estudios muestran cómo la soledad influye en nuestra> salud", aseguró Loucks. Otro pool de investigadores, esta vez de la Universidad de Wisconsin y del King's College de Londres, publicaron en la prestigiosa revista JAMA que > los> chicos solitarios tienen, cuando adultos, más riego de padecer enfermedades cardiovasculares. En ese caso, los hallazgos señalaron que el aislamiento y la soledad afectan a los niños tanto en lo psicológico como en lo físico. Avshalon Caspi, de Wisconsin, se tomó el trabajo de seguir a nada menos que 1.037 chicos desde que nacieron hasta que cumplieron 26 años. Y encontró que los solitarios eran mucho menos saludables y que cuanto más solos se> sentían, peor estado de salud registraban. La cosa no termina aquí. También se ha comprobado que la soledad aumenta > el> peligro de padecer mal de Alzheimer. Más concretamente, que las personas > que> están y que se sienten solas tienen dos veces más posibilidad de desarrollar el tipo de demencia que desencadena dicha enfermedad.

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