El asno que cargaba una imagen
Una vez le correspondió a un asno cargar con la imagen de un Santo por las calles de una ciudad para llevarla a un templo. Y por donde él pasaba, la multitud se postraba ante la imagen. El asno, pensando que se postraban en respeto hacia él, se erguía orgullosamente, dándose aires y se nego a dar un paso más. El conductor, viendo su decidida parada, lanzó su látigo sobre sus espaldas y le dijo:
-¡Oh, cabeza hueca, todavía no ha llegado la hora en que los hombres adoren a los asnos!
Nunca tomes como tuyos los méritos ajenos.
Posted at 10:24 a.m. | Etiquetas: Fábulas |
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario