Los 3 cerebros del hombre
Algunos científicos consideran que
la persona humana es poseedora de tres cerebros superpuestos. El cerebro humano
está formado por varias zonas diferentes que evolucionaron en distintas épocas.
Cuando en el cerebro de nuestros antepasados crecía una nueva zona,
generalmente la naturaleza no desechaba las antiguas; en vez de ello, las
retenía, formándose la sección más reciente encima de ellas.
Esas primitivas partes del cerebro humano siguen operando en concordancia con un estereotipado e instintivo conjunto de programas que proceden tanto de los mamíferos que habitaban en el suelo del bosque como, más atrás aún en el tiempo, de los toscos reptiles que dieron origen a los mamíferos.
Esas primitivas partes del cerebro humano siguen operando en concordancia con un estereotipado e instintivo conjunto de programas que proceden tanto de los mamíferos que habitaban en el suelo del bosque como, más atrás aún en el tiempo, de los toscos reptiles que dieron origen a los mamíferos.
El primero compartido por los reptiles, el más primitivo, es el que
facilita las actividades en forma de estímulo-respuesta. Su capacidad para el
aprendizaje es escasa, casi inapreciable, es la parte más antigua del cerebro y
se desarrolló hace unos 500 millones de años. Se encuentra presente
primordialmente en los reptiles. Los reptiles son las especies animales con el
menor desarrollo del cerebro. El suyo, está diseñado para manejar la
supervivencia desde un sistema binario: huir o pelear. Tiene un papel muy
importante en el control de la vida instintiva. Se encarga de autorregular el
organismo. En consecuencia, este cerebro no está en capacidad de pensar, ni de
sentir; su función es la de actuar, cuando el estado del organismo así lo
demanda.
Es el impulso por la supervivencia: comer, beber, temperatura corporal, sexo, territorialidad, necesidad de cobijo, de protección... Es un cerebro funcional, territorial, responsable de conservar la vida. Por decirlo de alguna forma rápida en este primer cerebro es una herencia de los períodos cavernarios, donde la supervivencia era lo esencial.
Es el impulso por la supervivencia: comer, beber, temperatura corporal, sexo, territorialidad, necesidad de cobijo, de protección... Es un cerebro funcional, territorial, responsable de conservar la vida. Por decirlo de alguna forma rápida en este primer cerebro es una herencia de los períodos cavernarios, donde la supervivencia era lo esencial.
El segundo cerebro corresponde al sistema límbico, propio de los
mamíferos, capaz de proporcionar bases biológicas para procesos como el
mantenimiento constante de la temperatura corporal aunque el entorno varíe.
Permite procesos como el aprendizaje, la memoria y la expresión emocional.
Puede afirmarse que este cerebro posee la característica de incorporar al
presente lo ocurrido en el pasado. Su función principal es la de
controlar la vida emotiva, lo cual incluye los sentimientos, la regulación
endocrina, el dolor y el placer. Puede ser considerado como el cerebro
afectivo, el que energiza la conducta para el logro de las metas -motivación-.
El desbalance de dicho sistema conduce a estados agresivos, depresiones severas
y pérdida de la memoria, entre otras enfermedades. Este segundo cerebro, es el
que permite sentir.
Su carácter más específico desde el punto de vista temporal es la capacidad de poner el pasado en el presente (aprender, memoria)
Su carácter más específico desde el punto de vista temporal es la capacidad de poner el pasado en el presente (aprender, memoria)
Y el tercero que corresponde especialmente a los polos frontales del
cerebro humano, permite anticipar, incluir en el presente, no sólo el pasado
sino también el futuro. Caracterizado también por hacer posible otras
actividades como el desarrollo del sentido del humor, formas complejas de
comunicación y la actividad simbólica.
Los tres soportan las reacciones instintivas, los estados emocionales y la
actividad cognitiva respectivamente. En la medida en que la persona toma
decisiones usando preferentemente uno de ellos es descrita como impulsiva,
sentimental o racional.
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