Hacia la libertad personal
Las familias no son como antes, sus lazos se están disolviendo. El padre no está porque trabaja, la madre tampoco está porque también trabaja. Los niños pasan largas horas en la escuela donde no hay una maestra que sea la "segunda mamá".
Ya casi no hay abuelas, abuelos, tías y tíos que proporcionen contención afectiva, apoyo y figuras de identificación.
No hay tampoco instituciones que puedan orientar y sostener a los adultos.
Vivimos una gran ausencia de líderes y de estructuras sociales de sostén.
Ya no hay recipientes, el líquido deberá tomar forma por sí mismo.
Muchas personas no encuentran su lugar en el mundo y padecen una profunda soledad.
Es que no hay lugares, el lugar lo tenemos que edificar cada uno.
Antaño, la vida era un caminito trazado, no había más que seguirlo.
Ahora no hay trabajo fijo, no hay profesión estable, no hay vida planificada, no hay modelos a seguir.
Esta realidad que nos confunde y nos llena de incertidumbre, nos preciona a encontrar nuestro propio ser.
Un tiempo de menores condicionamientos nos da más oportunidades.
Sin moldes a los que debamos adecuarnos el ambiente es propicio para desarrollar la libertad individual, la conciencia de sí, la posibilidad de pensar por uno mismo.
Sólo hallándose más libre de identificaciones el alma puede hacer su propio camino, desarrollar sus potencialidades.
La destrucción de las formas facilita llegar a la esencia.
Sin duda la mariposa sufre cuando rompe el capullo para desplegar sus alas.
Así vivimos los estremecimientos de la hora actual.
Seguirán cayendo sólidas estructuras. Aunque tengamos miedo, aunque sintamos que nos quitan todo apoyo, aunque el piso se mueva bajo nuestros pies, todo será oara el logro de nuevas posibilidades.
Lic. Adrian Tucci
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