Sufrimiento emocional y libre albedrio

Todos los grandes maestros espirituales de la historia nos han dejado en el fondo el mismo mensaje:
El único problema real que tenemos los seres humanos en este planeta es el sufrimiento emocional, y el sufrimiento emocional puede eliminarse.
Sea cual sea el problema que tengamos y lo que queramos conseguir, comenzar por sanar el sufrimiento emocional nos abre las puertas a mucho más de lo que podríamos imaginar desde la mente limitado por ese sufrimiento.
El ciclo de la Liberación
El hecho de usar nuestro libre albedrío y tomar la decisión de querer sanar el sufrimiento emocional implica que dejamos de culpar a otro del mismo, lo que equivale a dejar de entregar nuestro poder personal sobre el mismo a otro y asumirlo nosotros. Al tomar responsabilidad sobre nuestro poder interior, ganamos en libertad interior para elegir dejar de sufrir, si queremos, claro, aunque las ventajas son tan obvias que es difícil imaginarse por qué uno podría querer elegir otra cosa:
Al dejar de sufrir, al sanar nuestro sufrimiento, el Amor surge espontáneamente, no un amor dependiente de algo o alguien, ni siquiera en realidad un amor por nosotros mismos, sino un estado de Amor impersonal de sonrisa y gratitud en el pecho al universo en general y por extensión a cada uno de los seres que lo componen.
El amor y la serenidad emocional implica claridad mental, Luz para comprender con más amplitud nuestra situación y nuestras posibilidades.
Al dejar de sufrir, al sanar nuestro sufrimiento, el Amor surge espontáneamente, no un amor dependiente de algo o alguien, ni siquiera en realidad un amor por nosotros mismos, sino un estado de Amor impersonal de sonrisa y gratitud en el pecho al universo en general y por extensión a cada uno de los seres que lo componen.
El amor y la serenidad emocional implica claridad mental, Luz para comprender con más amplitud nuestra situación y nuestras posibilidades.
Vemos así como el ciclo que se inició responsabilizándonos de nuestro poder personal y asumiendo nuestro Libre Albedrío interior, nos permite desplegar la "Trinidad Divina" del Amor, la Luz y el Poder que estaban latentes en nosotros y que nos brindan la Liberación final. Un ciclo que podemos ver desde una perspectiva mística o existencialista, según nos guste más, pero que vemos que en el fondo hablamos de lo mismo.
Más allá del sufrimiento
El hecho que se evidencia en la práctica es que cuando una persona sana una herida emocional, lo que surge espontáneamente es una comprensión profunda, que a su vez genera un sentimiento de bienestar, de amor impersonal, por nada ni nadie en concreto sino por el hecho mismo de estar ahí, una sonrisa tranquila en el pecho. Un estado que compatibiliza la bondad con la inteligencia y que como digo surge de manera natural en nosotros simplemente al sanar las heridas.
Comprender nuestras posibilidades implica ganar en Poder exterior, lo que a su vez implica libertad exterior.
Vemos así como el ciclo que se inició responsabilizándonos de nuestro poder personal y asumiendo nuestro Libre Albedrío interior, nos permite desplegar la "Trinidad Divina" del Amor, la Luz y el Poder que estaban latentes en nosotros y que nos brindan la Liberación final. Un ciclo que podemos ver desde una perspectiva mística o existencialista, según nos guste más, pero que vemos que en el fondo hablamos de lo mismo.
Más allá del sufrimiento
El hecho que se evidencia en la práctica es que cuando una persona sana una herida emocional, lo que surge espontáneamente es una comprensión profunda, que a su vez genera un sentimiento de bienestar, de amor impersonal, por nada ni nadie en concreto sino por el hecho mismo de estar ahí, una sonrisa tranquila en el pecho. Un estado que compatibiliza la bondad con la inteligencia y que como digo surge de manera natural en nosotros simplemente al sanar las heridas.
La vieja discusión de si "el hombre es un lobo para el hombre" o "el hombre es bueno por naturaleza" queda aclarada en uno mismo cuando experimenta este proceso:
El hombre es un "lobo para el hombre" hasta que elige sanar, por su propio beneficio, sus heridas emocionales y deja que surja su bondad y amor naturales que son su verdadera esencia. No hacen falta mandatos ni autoridades divinas que nos informen de lo que es bueno y lo que es malo, ni fuerza de voluntad para "hacer el bien aunque nos perjudique a nosotros mismos". Cuando más dejamos de sufrir y más entramos en el estado de comprensión, más percibimos la conexión entre en nosotros y el resto del universo, y más sentimos de primera mano como lo que es armónico para le universo es armónico para nosotros y viceversa.

Harumi Puertos

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