Cómo acompañar a una persona con depresión
Cuando una persona cercana a
nosotros está sufriendo una depresión podemos sentirnos de múltiples maneras,
desde sentir compasión y comprensión hacia la situación en la que se encuentra,
hasta sentir agresividad hacia la persona misma por no tener las fuerzas
necesarias para salir, por quedarse anclada en una situación que la está
dañando en lugar de luchar por vivir.
¿Cómo es el día a día de una persona
que sufre depresión?
A
veces resulta muy complejo hacerse una idea de cómo se siente la persona que se
encuentra en un estado depresivo o está pasando por una depresión clínica.
La
depresión agota los
sentidos y las ganas de luchar, no importa el qué dirán, no
importa la imagen que uno da al mundo porque el dolor es tan grande y tan
absoluto que el sólo hecho de respirar absorbe toda la energía que esa persona
necesita para disfrutar de la vida.
De
ahí que en muchas ocasiones nos encontremos con personas que no salen de su
cama, que no les importa ir desaliñadas, se despreocupan de su higiene personal, que
parece que tienen la mirada ausente y perdida por mucho que intentemos mantener
una conversación.
El
retraimiento
también suele estar en personas que están pasando por estos momentos, la
vulnerabilidad que sienten es tan grande que cuanto más pequeños se hagan más
protegidos se sienten. Esto también lo podemos ver corporalmente, parece que
todo su cuerpo tiende a encogerse con los hombros caídos y hacia adentro, todo
su lenguaje corporal es hacia adentro.
Hay
frases que me resultan inolvidables “Sólo
deseaba que esto terminara, que terminara el dolor, no me importaba si era
desapareciendo o saltando a tres años en adelante, sólo quería que no me
doliera vivir“.
Y ahora, ¿Qué puedes hacer tú?
Puede
resultar muy duro estar al lado de una persona depresiva porque la única luz
que veía en el día la ha perdido y, normalmente, todo su mundo se vuelve de una
oscuridad y un pesimismo
que vivir parece una verdadera lucha por subsistir, por aguantar en lugar de
disfrutar. Esto os lo van a transmitir de forma constante.
Puedes
escuchar un discurso muy repetitivo en el que está involucrado el desprestigio
hacia uno mismo, hacia la gran soledad
que sienten aunque estén rodeados de multitudes o incluso de amigos. No están
llamando la atención, realmente es un sentimiento profundo que verdaderamente
les adormece en un día a día de sufrimiento que verdaderamente parece que nunca
a va a terminar.
Es
probable que acabes agotado, que quieras tirar la toalla porque muchas veces
vas a ver cómo no quieren
ayudarse ni ellos mismos a salir de esa situación, como os
comentaba antes, parece que han perdido toda la energía en mantener una
respiración que es automática.
Una
de las mejores opciones es animarles a acudir
a un psicólogo, más que nada porque es una persona externa que
puede hacerse cargo de todas estas emociones sin que le queme ni le haga tanto
daño como os puede hacer a vosotros.
Por
otra parte, habrá momentos en que sólo el hecho de que haya alguien a su lado, en silencio,
baste para que los ánimos mejoren y se apacigüen; en ocasiones, una
conversación puede hacer que uno se olvide del mundo y del dolor; acompañarles
a dar un paseo en plena naturaleza para que aprendan a ver de nuevo la vida, a
valorar cosas que ya olvidamos como es un rayo de sol entre las hojas de los
árboles o el pequeño sonido de los pájaros… Os llevará tiempo, puede doler pero
se puede salir.
No te sientas culpable si no puedes hacerte
cargo de esta situación porque realmente no es tu función, puede agotar y puede
dañar muchísimo.
Puedes
hablarle de como siempre sale el sol a pesar de la oscuridad que se cierne
sobre su corazón, en un principio puede que no entienda o no esté preparado
para entenderlo, pero poco a poco, con paciencia y con mimo, se dará cuenta de
que ha llegado el momento de continuar.
Posted at 12:30 a.m. | Etiquetas: Psicologia |
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