Efectos secundarios: el lado oscuro de los psicofármacos
Efectos Secundarios: el lado oscuro
de los psicofármacos
El consumo de psicofármacos es una
tendencia al alza en los países occidentales, su uso extendido desde la
atención primaria se ha convertido en un creciente hábito para resolver
problemas, pero también cuentan con un lado oscuro y desconocido por la mayoría
de sus consumidores.
Los
psicofármacos también tienen efectos secundarios
Efectos
secundarios, dos palabras trivializadas en salud mental, ignoradas tanto por
médicos, consumidores y productores de fármacos. En comparación con otras
problemáticas de salud, las mentales y los psicofármacos no han tenido una
cobertura mediática sobre la iatrogenia (efectos dañinos producidos por el
profesional de la salud), y como consecuencia de ese silencio, se han prescrito y consumido
estas medicinas por personas de todas las edades como si de inocuas pastillas se
tratasen.
Como
cualquier productor sin demasiados escrúpulos, las farmacéuticas nunca han
tenido pudor para esconder,
desprestigiar o demandar a las investigaciones que no les fueran favorables;
la idea es vender y mantener patentes exclusivas que eleven el precio de los
fármacos. El problema es que a veces ocurren sucesos difíciles de esconder que ponen en
entredicho el balance coste-beneficio
de tomar cierta medicación.
Conociendo a Donald Schell
Vayamos
pues a febrero de 1998, y conozcamos a Donald Schell; un hombre de 60 años, que vive en
Gillette, Wyoming (Estados Unidos). Comenzó a quejarse a su esposa Rita por
tener dificultades para
dormir. Schell había tenido problemas de ansiedad desde
mediados de los 80 hasta esta fecha (1998), en este periodo sufrió cinco
ataques de nervios debidos a problemas laborales y el fallecimiento de
allegados. Don y Rita llevaban casados 37 años, teniendo dos hijos, Michael y
Deborah. Deborah se casó con Tim Tobin en 1992; y en 1997 dio a luz a la
primera nieta de Schell, Alyssa. Deborah y su hija Alyssa (de 9 meses de
edad) estaban pasando unos días con Don y Rita.
Debido
a problemas
de sueño, Donald fue a ver a un médico de cabecera, el
Dr. Patel, quien realizó un
examen completo que incluía la administración de las escalas
donde Donald indicaba que su problema principal era la falta de sueño,
sintiéndose optimista sobre el futuro y tenía una buena opinión de sí mismo
(descartándose de este modo cualquier atisbo de problema
del ánimo). Patel diagnosticó
un estado de ansiedad, y recetó Paxil (un antidepresivo).
Efectos secundarios
Cuarenta
y ocho horas más tarde de la ingesta del fármaco, Schell mató a su esposa Rita,
a su hija Deborah y a su nieta Alyssa antes de pegarse un tiro en la cabeza y
acabar con su propia vida.
Este
dramático acontecimiento despertó las sospechas
de Tim Tobin (marido de la difunta Deborah Schell) sobre la posible
influencia de este
fármaco en su suegro. Investigó
los estudios existentes con la ayuda de expertos, y tomó la decisión de demandar por homicidio
a la compañía farmacéutica
SmithKline, que estaban entonces en el proceso de convertirse en
Glaxo-SmithKline (actualmente la compañía más grande del mundo farmacéutico).
El
caso Tobin se sentenció en Cheyenne , Wyoming, el 6 de junio de 2001, tras un
largo juicio
y el intento de descrédito por parte de la compañía farmacéutica de los
especialistas de la parte acusadora y de los múltiples estudios que concluyen
que el consumo de
antidepresivos puede derivar en conductas violentas e
ideación suicida.
El jurado emitió un veredicto de culpabilidad
contra SmithKline, y una indemnización
a Tobin de 6,4 millones de dólares. Este fue el primer veredicto de
culpabilidad contra una empresa farmacéutica con respecto a los efectos adversos sobre
la conducta causados por un fármaco psicotrópico.
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