El amor en todo
No entiendo porque pueden vivir personas sin amor, sin amor a lo que le rodea. Es que cada cosa, cada presencia de vida es bella, cada ser (sea un animal, sea una persona, sea una planta, sea el agua cristalina) son vida, es vida en plenitud…
Cada vez que trata de llegar a mi, algún resentimiento, algún dolor causado por alguien, cierro los ojos, respiro profundo y escucho aquel ave que canta, el aire fresco que roza por mi rostro, las gotas de lluvia que refresca el ambiente, el gatito o el perrito que saludan con tanto amor.
Recuerdo la flor que nace, recuerdo el nacimiento de un ser y lo más importante, recuerdo el amor más grande que es el mejor de los escudos frente a todo; “mis hijos”.
Esas personas que han estado cada día, cada mañana, cada tarde, cada noche brindado lo mejor, el amor, el respeto, la solidaridad, el abrazo que muchas veces reconforta tanto, esa palabra que te hace renacer, que te hace fuerte, que te hace crecer, “la fuerza del amor y la unión”.
Tal vez si llegáramos a comprender que estas son las fuerzas más poderosas para vencer cualquier adversidad, la vida, las circunstancias, el planeta entero cambiaría y tendríamos ese bienestar tan anhelado.
Todo lo tenemos, todo nos fue entregado un día, absolutamente para vivir bien. La Naturaleza está colmada de todo lo que nutre la tierra y por edén al ser vivo.
Reflexión; ¡Convéncete de que el mundo no es un parque de diversiones, sino un ambiente de trabajo! no es un día festivo que se nos dio para descansar, sino un curso intensivo de aprendizaje, por eso, haz el esfuerzo de aprender al máximo y compromete tu vida en el mayor de los mandamientos:
“Ama a todos sin hacer preferencias y la felicidad vendrá a morar en tu corazón, vive dando un ejemplo viviente de amor en todo lo que haces”.
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