Hermes Trimegisto - El Maestro de la Sabiduría
Por Josefina Mainade
De los libros de Hermes, el "Tres veces Grande", procedentes del país del Nilo, han quedado muy pocos datos y escasos originales dignos de auténtica fe.
Según antiguas crónicas, en la famosa Biblioteca de Alejandría, durante el reinado de la última dinastía de los Tolomeos, se guardaban de Hermes, el más sabio maestro de la antigüedad, 42 libros esotéricos que resumían toda la sabiduría de las edades.
Mas, después de la inmensa catástrofe que significó el gran incendio que asoló dicha Biblioteca a raíz del desembarco de la armada romana de Julio César en el puerto de Alejandría, no se pudo recuperar sino algunos fragmentos que se suponen son derivados de fieles traducciones griegas efectuadas por escribas y eruditos por encargo de los faraones Tolomeos.
Ellos son "El Pymander", "El Kybalión", ciertos libros de poemas sueltos y "El Libro a la Salida de la Luz del Día", más conocido como "Libro de los Muertos", por haberse encontrado ejemplares de él dentro del sarcófago de las momias de algunos destacados egipcios. Algunos fragmentos sueltos proceden de citas de las que fueron depositarias diversas escuelas de la época: gnósticas, teosóficas, platónicas, herméticas o eclécticas, acogidas en Alejandría y más tarde agrupadas e interpretadas bajo el título genérico de "Libros de Toth-Hermes”.
Tales libros de Toth circularon profusamente durante el período de dominación romana por los tres continentes de África, Europa y Asia cercana bajo el lema de "Corpus-Herméticum" en traducción latina la que, unida a la griega, a otras de procedencia árabe y a las egipcias en lengua popular, han llegado hasta nuestros días.
La línea esencial de toda la ideología hermética es la afirmación básica de un solo inmenso dios y de una sola religión raíz, científica y filosófica, a la que servían sabios moral y espiritualmente excelsos, ya que no podía encarnar tan elevada doctrina en quien no estuviera dotado de verdadera experiencia espiritual. Así lo justifican los sabios herméticos.
De ello se infiere que las verdades herméticas no podían transferirse integralmente más que a través de un auténtico y probado merecimiento.
La senda más perentoria de tal logro era el conocimiento, pero no a través de estudios mentalizados, sino de la llamada mente iluminada o superior, lo que podríamos llamar intuición adherida al super-razonamiento, traducida por NOUS por griegos y exégetas hermenéuticos.
La opinión de los antiguos respecto a las enseñanzas de Hermes se objetiva en esta imagen: es una puerta abierta a una dilatadísima perspectiva de praderas verdes, inmensas, llenas de sol y de flores preciosas y multicolores.
Esa maravillosa "puerta abierta" a lo desconocido, y cuyo alto mirador franqueaban los escritos de Hermes, constituía el gran aliento vital, el aliento del espíritu de toda agrupación humana selectiva, cuya finalidad era la investigación de la verdad en el hombre y en el cosmos. Y su divisa común, la famosa frase de la llamada Tabla Esmeraldina del propio Hermes: "Como abajo, así es arriba; como arriba, así es abajo."
De ese modo, el fundador de la religión-filosofía, poniendo en juego el estudio y la experiencia profunda y directa a través de la supermente y del espíritu, alimentó, desde aquella remota época, todo empeño del hombre en atisbar las esencias reales de la vida divina, así en el interior del propio individuo como en el Universo, en todas sus ...
Según antiguas crónicas, en la famosa Biblioteca de Alejandría, durante el reinado de la última dinastía de los Tolomeos, se guardaban de Hermes, el más sabio maestro de la antigüedad, 42 libros esotéricos que resumían toda la sabiduría de las edades.
Mas, después de la inmensa catástrofe que significó el gran incendio que asoló dicha Biblioteca a raíz del desembarco de la armada romana de Julio César en el puerto de Alejandría, no se pudo recuperar sino algunos fragmentos que se suponen son derivados de fieles traducciones griegas efectuadas por escribas y eruditos por encargo de los faraones Tolomeos.
Ellos son "El Pymander", "El Kybalión", ciertos libros de poemas sueltos y "El Libro a la Salida de la Luz del Día", más conocido como "Libro de los Muertos", por haberse encontrado ejemplares de él dentro del sarcófago de las momias de algunos destacados egipcios. Algunos fragmentos sueltos proceden de citas de las que fueron depositarias diversas escuelas de la época: gnósticas, teosóficas, platónicas, herméticas o eclécticas, acogidas en Alejandría y más tarde agrupadas e interpretadas bajo el título genérico de "Libros de Toth-Hermes”.
Tales libros de Toth circularon profusamente durante el período de dominación romana por los tres continentes de África, Europa y Asia cercana bajo el lema de "Corpus-Herméticum" en traducción latina la que, unida a la griega, a otras de procedencia árabe y a las egipcias en lengua popular, han llegado hasta nuestros días.
La línea esencial de toda la ideología hermética es la afirmación básica de un solo inmenso dios y de una sola religión raíz, científica y filosófica, a la que servían sabios moral y espiritualmente excelsos, ya que no podía encarnar tan elevada doctrina en quien no estuviera dotado de verdadera experiencia espiritual. Así lo justifican los sabios herméticos.
De ello se infiere que las verdades herméticas no podían transferirse integralmente más que a través de un auténtico y probado merecimiento.
La senda más perentoria de tal logro era el conocimiento, pero no a través de estudios mentalizados, sino de la llamada mente iluminada o superior, lo que podríamos llamar intuición adherida al super-razonamiento, traducida por NOUS por griegos y exégetas hermenéuticos.
La opinión de los antiguos respecto a las enseñanzas de Hermes se objetiva en esta imagen: es una puerta abierta a una dilatadísima perspectiva de praderas verdes, inmensas, llenas de sol y de flores preciosas y multicolores.
Esa maravillosa "puerta abierta" a lo desconocido, y cuyo alto mirador franqueaban los escritos de Hermes, constituía el gran aliento vital, el aliento del espíritu de toda agrupación humana selectiva, cuya finalidad era la investigación de la verdad en el hombre y en el cosmos. Y su divisa común, la famosa frase de la llamada Tabla Esmeraldina del propio Hermes: "Como abajo, así es arriba; como arriba, así es abajo."
De ese modo, el fundador de la religión-filosofía, poniendo en juego el estudio y la experiencia profunda y directa a través de la supermente y del espíritu, alimentó, desde aquella remota época, todo empeño del hombre en atisbar las esencias reales de la vida divina, así en el interior del propio individuo como en el Universo, en todas sus ...
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Posted at 5:32 a.m. | Etiquetas: Metafisica |
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