Los 5 Ritos Tibetanos


Los llamados Cinco Ritos o comúnmente conocidos como “La fuente de la eterna juventud” son cinco poderosos ejercicios, capaces de devolver al organismo psicofísico su vitalidad perdida.
Dando comienzo al proceso de rejuvenecimiento, activando y devolviendo un funcionamiento correcto de los vórtices de energía conocidos como Chacras que a su vez actúan regulando las glándulas en
docrinas.

Son originarios de Tíbet, datan desde hace milenios y esta es una de las más conocida versiones, que ha transcendido, por diferentes cauces hasta occidente.


Beneficios que obtenemos al practicar los cinco ritos tibetanos

- Equilibran nuestra energía.

- Aumentan la agudeza mental.

- Alivian la tensión muscular y nerviosa relajando el organismo.

- Mejoran el estado del sistema respiratorio ampliando nuestra capacidad pulmonar.

- Mejoran nuestra digestión y regularizan la función intestinal.

- Benefician el sistema cardiovascular.

- Estimulan la circulación regularizando la temperatura corporal.

- Generan una profunda relajación del sistema nervioso.

- Equilibran la actividad de los hemisferios cerebrales.

- Activan y estimulan el sistema endocrino.

- Reavivan la energía sexual.

- Mejoran el tono muscular.

- Reducen y fortalecen el abdomen.

- Actúan sobre el sistema óseo

- Oxigenan el organismo.

- Drenan el sistema linfático.

- Promueven una profunda desintoxicación.

- Mejoran la postura.

- Flexibilizan la columna y las articulaciones en general.

- Levantan el ánimo y tienden a generar estabilidad emocional.

- Estimulan una mayor irrigación sanguínea al cerebro.
Vemos ahora cada ejercicio o rito y más adelante vemos, cuantas repeticiones y algunas recomendaciones más.

Si eres de los/las que integras sobre la marcha poniendo en práctica mientras vas descubriendo.
Atentos a la respiración ya que la respiración es parte fundamental y mejor integrar un completo que no luego trabarnos con parches, resultando una experiencia no efectiva, lenta, deslucida o poco intensa.
La pauta básica es, coger aire en el primera parte, sostener y soltar completamente en la última parte.
Respiración profunda y abdominal.

RITO NUMERO UNO

El Primer Rito es muy sencillo. Se realiza con el objetivo expreso de, acelerar los vórtices o chacras.
Plantado, erguido con los brazos extendidos hacia los lados del cuerpo (en cruz), de forma que queden en posición horizontal respecto al suelo.
Luego gira.
Debes girar, de izquierda a derecha, en el mismo sentido que las agujas de un reloj.
Al principio lo normal es que puedas girar sólo unas pocas veces antes de sentirse mareados. Siéntate o acuéstate para recuperarte
Como comentamos arriba deja de hacerlo cuando te sientas ligeramente mareado. Es una cuestión de práctica, al paso de los días podrás hacerlo sin mareo.
Enfocar la mirada en un punto fijo bien sea la mano como en los SEMA de sufí, bien sea en un punto al azar como los bailarines, puede resultar de ayuda. También hacer los giros lentamente e ir aumentando la velocidad con el paso de los días.


RITO NUMERO DOS

Colócate en el suelo boca arriba. Completamente estirado sobre tu espalda, extiendes los brazos a lo largo del cuerpo, poniendo sobre el suelo las palmas de la mano, con los dedos bien unidos.
A continuación levanta la cabeza y aprieta la barbilla contra el pecho. Seguidamente levanta las piernas sin flexionar la rodilla hasta alcanzar la posición vertical.
Puedes dejar que las piernas se deslicen hacia la cabeza, pero no dejes que se te doblen las rodillas.
Baja lentamente la cabeza y las piernas procurando no doblar las rodillas, hasta tocar el suelo.
Deja que todos los músculos se te relajen y comienza la repetición.
La respiración de cada repetición, se recomienda como apropiada. Aspira profundamente mientras levantas las piernas y la cabeza.
Expira todo el aire mientras las bajas. Cuando estés en posición de relajación, continúa con este ritmo. Mientras más profundamente respires, mejor.
Si al principio no eres capaz de mantener las piernas estiradas, dobla las rodillas lo que necesites. Pero esfuérzate por intentar estirarlas.
El objetivo es conseguir tenerlas estiradas. No lo olvides.

RITO NUMERO TRES

Ponte de rodillas manteniendo el cuerpo erguido. Las manos deben ponerse, sobre los músculos, de los muslos.
Inclina la cabeza y el cuello hacia delante, apretando la barbilla contra el pecho.
Mueve la cabeza y el cuello hacia atrás, tanto al mismo tiempo que te inclinas hacia atrás arqueando la columna.
Vuelve a la posición original y comienza las repeticiones.
La respiración:
aspiras profundamente, cuando arquees la columna y expirarás, cuando regreses, a la posición original.

RITO NUMERO CUATRO

Siéntate sobre el suelo, con las piernas estiradas hacia delante. Coloca las palmas de las manos sobre el suelo de manera que queden al lado de tus glúteos, con el cuerpo erguido. Aprieta la barbilla contra el pecho
Empuja con fuerza la cadera hacia el cielo mientras la cabeza un poco hacia atrás.
El objetivo es que desde las rodillas hasta la cabeza sea una línea recta.
Mantén la postura unos segundos y regresa a la postura original. Comienza las repeticiones. Mantén la pauta de respiración.

RITO NUMERO CINCO

Nos ponemos boca abajo, sosteniéndonos con las palmas de las manos.
Los dedos de los pies flexionados, en todo el ejercicio.
Las manos como los pies, los debes colocar a cierta distancia. Los brazos y las piernas, se tienen que mantener rectos.
Los brazos tienes que ponerlos perpendiculares al suelo y la columna arqueada, de forma que el cuerpo quede flexionado.
Tira de la cabeza hacia atrás lo más posible. Después flexiona el cuerpo a la altura de las caderas, hasta conseguir la forma de V invertida.
Tenemos que tener la barbilla hacia delante, oprimiéndola contra el pecho.
Volvemos a la posición original y repetimos el ejercicio.

Cuando lo domines este ejercicio, deja caer el cuerpo desde la posición el alto, hasta un punto próximo al suelo, sin llegar a tocarlo.
Tensa los músculos un momento, tanto en la posición alta como en la baja.
Seguimos la pauta de respiración: Aspiramos profundamente cuando levantamos el cuerpo y exhalamos totalmente cuando bajamos.

Recomendaciones generales:

La primera semana se recomienda repetir tres veces cada ejercicio.
Aumentado dos repeticiones cada semana, hasta llegar a 21 repetición.

Más o menos:

1ª semana: 3 veces cada rito

2ª semana: 5 veces cada rito

3ª semana: 7 veces cada rito

En la 10ª semana llegaríamos a las 21 veces.

Si al principio algún ejercicio o rito te cuenta o sientes algún mal estar, descansa y aumenta las repeticiones a tu ritmo.
Cuando se lleva un tiempo con las 21 repeticiones, ya se puede si se desea, a repetirlo dos veces al día.
Otras opiniones apuntan que el limite de repeticiones lo establece desde el principio cada cual a su ritmo, preparación y tolerancia física o mental.
Lo que si es para no olvidar,es estar atentos a la respiración y ser constantes practicando los ritos diariamente.




   

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