Nuestra misión como medio de vida
En una sociedad en decadencia
nos enfrentamos a la pregunta ¿Cómo ganarnos la vida dignamente sin contribuir
a un mundo que no funciona?
En la sociedad actual, la mayoría de las instituciones que puedan pagarnos un sueldo, de una u otra manera comparten cómplicemente el sostén de un sistema que se derrumba. Mucha gente percibe esto, se resiste a “formar parte” y cuestiona el sistema, otros pueden vivir con estas estructuras, están los que creen que no hay otra alternativa y de a poco se van desvitalizando y también están aquellos que dedican toda su energía a la creación de una alternativa laboral que los represente profundamente y llegan a preguntarse ¿cuál es el verdadero trabajo que debo hacer en esta vida, mi misión personal?
A su vez cuando uno empieza a transitar el camino de “generar” una nueva estructura, se da cuenta de que las estructuras actuales, aunque obsoletas, cumplen la función de sostén y como son muchos los que las necesitan, persisten. Cuestionar el viejo sistema sin desarrollar las herramientas vitales que permitirán crear una alternativa genera a la larga un agotamiento improductivo. Para empezar necesitamos saber cuál es el punto de apalancamiento desde el cual accionar para crear un trabajo que nos represente verdaderamente. En este sentido el consultor Ken O’ Donnell grafica la situación como una alineación de bolas de billar y nos dice que el “tener” puede verse como una bola cuyo resultado es la consecuencia de un impulso de alineación de otras 3: “Ser”, “estar”y “hacer”. El ir en búsqueda del “tener” sin alinear las otras 3 es una ilusión. En cambio si alineamos las otras 3 bolas el “tener” es la consecuencia natural. Esta alineación debe respetar un orden que parte del “Ser”.
Si nos centramos en el “hacer” seremos víctimas de una acción compulsiva, estaremos presos de la vorágine y siempre sentiremos que nos falta más acción. El estar centrados en el “estar” nos generará un conflicto de roles, nunca podremos estar en más de un lugar a la vez. Sólo si nos centramos en el “Ser”, nuestra misión, alinearemos el “estar” y el “hacer” que dará como consecuencia el “tener”.
Crear nuestro propio trabajo nos propone un cambio de actitud y una nueva habilidad: accionar desde el Ser hacia el futuro.
Nuestro trabajo puede ser la expresión del miedo a no poder cumplir con las cuentas que tenemos que pagar o ser la expresión genuina de mi Ser que como consecuencia me permita pagar las cuentas. El trabajo puede ser aparentemente el mismo pero la intención es completamente diferente. En la primera opción el trabajo es un medio en la segunda es un fin en sí mismo,el sentido de nuestra vida.
La transición hacia este camino puede parecer larga y poco clara pero guarda una recompensa: sentir que estamos en la vida para algo indelegable que el mundo, en el fondo, esta esperando y que transformarlo en aquello a lo que le dedicamos la mayor cantidad de tiempo, nuestro trabajo, es la forma de asegurarnos que se hará presente en nuestras vidas y en las de los demás.
En la sociedad actual, la mayoría de las instituciones que puedan pagarnos un sueldo, de una u otra manera comparten cómplicemente el sostén de un sistema que se derrumba. Mucha gente percibe esto, se resiste a “formar parte” y cuestiona el sistema, otros pueden vivir con estas estructuras, están los que creen que no hay otra alternativa y de a poco se van desvitalizando y también están aquellos que dedican toda su energía a la creación de una alternativa laboral que los represente profundamente y llegan a preguntarse ¿cuál es el verdadero trabajo que debo hacer en esta vida, mi misión personal?
A su vez cuando uno empieza a transitar el camino de “generar” una nueva estructura, se da cuenta de que las estructuras actuales, aunque obsoletas, cumplen la función de sostén y como son muchos los que las necesitan, persisten. Cuestionar el viejo sistema sin desarrollar las herramientas vitales que permitirán crear una alternativa genera a la larga un agotamiento improductivo. Para empezar necesitamos saber cuál es el punto de apalancamiento desde el cual accionar para crear un trabajo que nos represente verdaderamente. En este sentido el consultor Ken O’ Donnell grafica la situación como una alineación de bolas de billar y nos dice que el “tener” puede verse como una bola cuyo resultado es la consecuencia de un impulso de alineación de otras 3: “Ser”, “estar”y “hacer”. El ir en búsqueda del “tener” sin alinear las otras 3 es una ilusión. En cambio si alineamos las otras 3 bolas el “tener” es la consecuencia natural. Esta alineación debe respetar un orden que parte del “Ser”.
Si nos centramos en el “hacer” seremos víctimas de una acción compulsiva, estaremos presos de la vorágine y siempre sentiremos que nos falta más acción. El estar centrados en el “estar” nos generará un conflicto de roles, nunca podremos estar en más de un lugar a la vez. Sólo si nos centramos en el “Ser”, nuestra misión, alinearemos el “estar” y el “hacer” que dará como consecuencia el “tener”.
Crear nuestro propio trabajo nos propone un cambio de actitud y una nueva habilidad: accionar desde el Ser hacia el futuro.
Nuestro trabajo puede ser la expresión del miedo a no poder cumplir con las cuentas que tenemos que pagar o ser la expresión genuina de mi Ser que como consecuencia me permita pagar las cuentas. El trabajo puede ser aparentemente el mismo pero la intención es completamente diferente. En la primera opción el trabajo es un medio en la segunda es un fin en sí mismo,el sentido de nuestra vida.
La transición hacia este camino puede parecer larga y poco clara pero guarda una recompensa: sentir que estamos en la vida para algo indelegable que el mundo, en el fondo, esta esperando y que transformarlo en aquello a lo que le dedicamos la mayor cantidad de tiempo, nuestro trabajo, es la forma de asegurarnos que se hará presente en nuestras vidas y en las de los demás.
Autor: Alexis Ansaldo
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