Estrategias para serenar tu vida



“El secreto de la salud, tanto para la mente como para el cuerpo, no consiste en
lamentarse por el pasado ni en preocuparse por el futuro, ni en adelantarse a
los problemas, sino en vivir el momento presente con sabiduría y honestidad.”

-Buda



Pareciera que vivimos montados en una especie de sube y baja emocional, a ratos nos sentimos felices, tranquilos y, de repente, algo surge y altera por completo nuestro estado emocional, dejándonos sumidos en una profunda tristeza, llenos de ira o con una gran tensión y sin poder controlarnos.

Son tantas las emociones y los pensamientos que guardamos sin expresar dentro de nosotros, que fácilmente perdemos el control responsable de nuestras reacciones, convirtiéndonos en víctimas de otros que nos manejan y afectan con sus actitudes, comentarios y actuación.

Muchas veces permitimos que el medio ambiente y las personas nos afecten de manera negativa, por lo que tendríamos que desarrollar una coraza emocional y espiritual para protegernos, para conservarnos entusiastas, confiados, seguros, tolerantes y positivos, a pesar de las circunstancias.

Lo mas fácil es volvernos agresivos, pesimistas, críticos, amargados e intolerantes como lo son muchas de las personas que nos rodean, por eso es tan importante mantener un comportamiento diferente, aun en un ambiente hostil... esa es nuestra tarea. A continuación encontrarás algunos consejos para lograrlo...


El estrés en la vida cotidiana:

Es posible recuperar la tranquilidad y la seguridad en medio de tanta conmoción.

Para lograrlo sólo tenemos que adoptar hábitos sencillos y relajantes en nuestra rutina diaria:

-caminar diariamente para aliviar la tensión

-practicar la respiración como un elemento clave para tranquilizarnos

-tener una alimentación sana para ganar energía y vitalidad

-aumentar los momentos de disfrute y descanso...


Claves para combatirlo


• Identifica tus tensiones.

Escribe todas las situaciones que te causan estrés y las razones por las que no puedes enfrentarte a ellas. Tal vez estás intentado hacer varias cosas a la vez o estás siendo demasiado exigente contigo o con otras personas… Plantéate metas posibles, y da pequeños pasos que te permitan avanzar.


• Desahógate.

Libera la frustración, la ira o la tensión, conversando con un amigo o un consejero profesional acerca de lo que tanto te afecta. El que alguien nos escuche puede ser una experiencia muy reconfortante. Si te sientes muy enojado puedes salir a correr o boxear con una almohada hasta quedar exhausto (no manejes agresivamente ni tires puertas, rompas cosas o maltrates a las personas).


• Aprovecha el tráfico.

Si el viaje a tu trabajo o a cumplir con compromisos implica pasar un tiempo en el tráfico, comienza a verlo como la oportunidad de tener unos minutos extra para relajarte escuchando música, organizando tu día o disfrutando del entorno natural. No te dejes ganar por la impaciencia.


• Maneja tus reacciones.

Cada vez que una persona se atraviese en tu vía, no te permita cambiar de carril, no quiera cederte el paso, te impida avanzar por ir demasiado despacio o bloquee tu carro al momento de salir de un estacionamiento, no te desesperes, respira profundo y cuenta hasta 20 si fuese necesario antes de responder con algún comentario, gesto o acto de violencia. Aprende a ser más tolerante con los demás.


• Practica ser más paciente y flexible.

Hazlo para que puedas aceptar que una persona no llegue a tiempo a una cita contigo o que tu pareja se demore unos minutos más en salir mientras le esperas... Aceptar nuestras diferencias personales y reconocer y resaltar los aspectos positivos de las otras personas facilita nuestra relación con ellas y aumenta nuestro bienestar.


• No asumas más compromisos de los que puedes cumplir.

El exceso de responsabilidades, sumado a la incapacidad de decir no y al hábito de querer resolver lo que no está en nuestras manos, hace que vivamos abrumados por todo lo pendiente. Pongamos límites conscientes que nos eviten vivir esta situación de tensión.


El estrés laboral

Para muchas personas el trabajo es una gran fuente de preocupaciones, por eso es importante aprender a canalizar la insatisfacción, para evitar que la tensión que ella causa afecte otras áreas de la vida.

Analiza lo más objetivamente posible la situación que te produce estrés, y pregúntate qué puedes hacer para mejorarla y para impedir que te produzca tensión.

Claves para combatirlo


• Ten en cuenta que el trabajo es sólo un área de tu vida. Así que si las cosas no salen tan bien, no significa que tú no vales. No lo tomes de modo personal, maneja los conflictos sin emoción y con mucha inteligencia.

• Intenta ver en los retos una oportunidad de cambio o de mejora, en lugar de interpretarlos como un posible peligro o una amenaza.

• Es imposible soportar un estado de mucha tensión por un largo tiempo, pero es posible tolerarlo y manejarlo con pequeños momentos de relajación.

• Elimina la competitividad con tus compañeros de trabajo y la auto exigencia.

• Si te hacen una crítica malintencionada en el medio de una reunión de trabajo, puedes responder con frases como “permíteme que termine” o “puedes darme tu opinión más tarde”. No entres en una discusión verbal con la persona.

El estrés en las interrelaciones

Todos recordamos alguna situación en la que nos sentimos ofendidos por un comentario, un tono agresivo o una crítica desafortunada sobre nuestra forma de vestir, nuestra pareja, nuestra forma de pensar o nuestras elecciones… Tenemos que aprender a defendernos para no permitirles que nos vuelvan a afectar o para evitar que nos lleven a actuar de la misma manera que ellos.

Recuerda que eres tú quien le concedes el poder a esas personas para que te manipulen y molesten.

Si deseas conciliar tus diferencias con alguien, es preferible aplazar la discusión para un momento en el que ambos estén más tranquilos y dispuestos a establecer un acuerdo que les permita solucionar el malentendido. Evita tratar de resolverlo cuando alguno esté muy alterado.

No permitas que los comentarios, las actitudes y el comportamiento agresivo o negativo de los demás, te hagan perder la serenidad. Nada nos afecta por lo que es en sí, sino por lo que nosotros pensamos acerca de ello.


Claves para combatirlo

• Ponte el escudo protector.

• Declara que nada ni nadie perturbará tu tranquilidad.

• Atrévete a poner límites.

• Guarda distancia.

• Evita reaccionar con la misma carga emocional porque así sólo atizarás el fuego del enfrentamiento y la discusión.

• Ignora el comentario hiriente que te hagan.

• Cambia de tema, haz como si su comentario no fuese contigo.

• Utiliza un cumplido exagerado para elogiar a la persona que trate de ofenderte en un momento dado. Agradécele inclusive su comentario.

• Escucha con atención y tranquilidad el punto de vista diferente de otros.

• Comparte la razón con frecuencia, recuerda que todos tenemos nuestros motivos para pensar y actuar como lo hacemos.

• Evita decirles todo el tiempo a los demás cómo deben. Respeta sus métodos diferentes a menos que estén haciendo algo que pueda hacerles daño.


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