Un regalo para Navidad

Esta Navidad abundarán los regalos...

Regalos de todos los colores, olores, sabores, tamaños y hasta muchos de ellos innecesarios...

Por eso conviene recordar el sentido original y cristiano del Regalo...

Es Dios mismo quien nos hizo el primero y más valioso de los regalos: su propio Hijo para nuestra salvación...

Por eso conviene ubicar muy bien nuestra práctica ordinaria navideña de dar regalos...

La Navidad requiere:

Regalarnos, cada uno debemos ser algo más que un regalo para todos, ser la expresión de la gratuidad de Dios.

Para ello:

Prepara tu regalo. Elígelo con cuidado y tino. Envuélvelo con cariño. Entrégalo con gusto. Sabiendo que va algo de tí. (Vencerás el deseo innato del egoísmo y del quedar bien con los demás)

Regala algo no comprado: un poema tuyo, una canción, un recorte, una foto, un dibujo, algo creado con tus manos y tu corazón... (Vencerás el consumismo desmedido que despersonaliza y neutraliza la bondad)

Regala unas palabras personales: que salgan de adentro, pensadas, amadas, sacadas de un buen libro o autor... La palabra de Dios, que nunca viene mejor... (Vencerás la superficialidad en la comunicación)

Regala algo simbólico: Elige algo significativo para regalar, ya sabes que todo regalo es simbólico, manifiestas algo de tí en él, lo que piensas de tu destinatario, lo que le deseas... Lo mejor será que lo hagas con este sentido, vencerás el vaciamiento que de los símbolos hace la sociedad hoy... ofreciéndote cualquier cosa como un valor. Regala un símbolo lleno de contenido y realismo.

Regala algo que no sirva más que para eso: de regalo, lo demás es superfluo... (Vencerás el despilfarro económico que es un grave pecado de injusticia) regala solidaridad, justicia y atención a los pobres.

Regala tu presencia: hazte presente a tí mismo, en alguna situación de necesidad, qué tal en un hospital, en un orfanato, en una familia en problemas. ¡Dios ha sido el mejor de los regalos! Oportuno y eficaz.

Regálate algo de tí mismo: quiérete un poco y regálate eso que andas buscando, un buen libro, unas ricas manzanas un poco de tiempo para tí. ¡Pero no exageres frente al espejo o la mesa! Date a tí mismo como das a los demás. (Vencerás la depresión y la baja estima personal).

Regálate tiempo: que las prisas, los alborotos y carreras no hagan perder lo más valiosos de tí mismo: tu interioridad. Que el Señor Jesús está más dentro que tí mismo.

Déjate regalar: recibe los regalos como un don y se agradecido, que el amor no tiene precio. Y el agradecimiento es uno de los dones mejor vividos: una sonrisa, una palabra, un gesto bastan.

No pretendas comprar a nadie con regalos. Da sin esperar nada a cambio, lo demás ya llegará. Sólo Dios basta y en El todo vendrá por añadidura.

Y date a tí mismo, no escondas tus capacidades a los demás, tus inspiraciones, tus buenas obras. Sorprende a los demás con una ofrenda de tu propio ser y date en el servicio, la generosidad, el amor.

Sólo siendo regalo podremos ser lo mejor de nosotros.

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