Para ser feliz
No
siempre es fácil saber equilibrar la razón con el sentimiento. Nuestra
conciencia se manifiesta al mundo en estos dos pilares fundamentales. Ni somos
puro intelecto ni somos pura emoción. ¿Cuándo usar uno u otro para tomar buenas
decisiones? La opción que nos da más felicidad es la mejor para nuestra vida.
¿Estará
bien haber nacido tal como somos? ¿Nos quedaremos conformes o tendríamos que
aspirar a otra cosa? Se es más feliz si aceptamos como somos, con nuestras
virtudes y defectos. Sin embargo, también podemos ser infelices si no mejoramos
nuestra calidad de vida.
Muchas
veces he dicho que la actitud apropiada es la que nos trae la felicidad, no las
condiciones externas, ni siquiera la abundancia material. Y creo que seguiré
insistiendo más y más sobre esta idea, porque la compruebo en tanto aumento mis
años de vida y en tanto conozco la experiencia de mis estudiantes y
consultantes, seguidores de mis consejos para una vida mejor.
Mi
experiencia, incluso personal, me muestra que especialmente en las tomas de
decisiones que involucran nuestro trabajo y a lo que vamos a dedicar gran parte
de nuestra vida, deben ser tomadas más por impulso que por la razón. Porque
esto nos permitirá ser feliz en el futuro.
Cuando
nos agrada algo, lo hacemos con gran dedicación y tendemos a perfeccionarnos,
con lo que incluso nuestras posibilidades de producir algo bueno para los demás
y ganar más dinero con ello, son muy altas. Si no nos agrada algo, quizá
trabajemos a medias y no haya entusiasmo por ser mejor en lo que hacemos, con
lo que la remuneración tampoco va a ser la óptima.
En las
decisiones que tienes que tomar en tu vida, es conveniente razonar y analizar
lo que está a favor o en contra. Sin embargo, una vez que has seleccionado las
posibles alternativas, elige finalmente aquella que tu corazón te dice. Imagina
cómo te sentirás habiendo logrado cada alternativa y toma aquella en la que te
sientas con más felicidad.
Y una
vez que has tomado una opción, juégatela por ella. Dedica tu energía y tu
corazón a seguirla y lograrla, no permitiéndote dudar si era mejor haber
elegido otra alternativa. Insiste un tiempo prudente y razonable. Solamente
tendrías que abandonarla si, habiendo dedicado buen tiempo y esfuerzo, no eres
feliz y no estás logrando los resultados esperados. Si ese fuera el caso en el
futuro, convendrá ser valiente otra vez para tomar otras opciones en la vida.
Si
quieres ser feliz, feliz, descaradamente feliz sigue tu razón, pero también a
tu corazón y, ¡¡¡cambia!!! Si sigues haciendo lo mismo de siempre, tu vida no
cambiará.
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